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Josué 10:19 - Biblia Reina Valera 1960

19 y vosotros no os detengáis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin dejarles entrar en sus ciudades; porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Los demás continúen persiguiendo a los enemigos y mátenlos por la retaguardia. No los dejen volver a sus ciudades, porque el Señor, Dios de ustedes, les ha dado la victoria sobre ellos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Pero ustedes no se detengan, persigan a sus enemigos, córtenles la retirada; impídanles que lleguen a su ciudad, porque Yavé el Dios de ustedes los puso en sus manos'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Pero vosotros no os detengáis, perseguid a vuestros enemigos y atacad su retaguardia, y no los dejéis entrar en sus ciudades, porque YHVH vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 pero vosotros no os paréis: seguid persiguiendo a vuestros enemigos, atacadles por la espalda, no los dejéis entrar en sus ciudades, pues Yahveh, vuestro Dios, los va a entregar en vuestras manos'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Y vosotros no os paréis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin dejarles entrar en sus ciudades; porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.

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Josué 10:19
8 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová, y maldito el que detuviere de la sangre su espada.


¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová.


Y dijo David a Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará ahora más daño que Absalón; toma, pues, tú los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas, y nos cause dificultad.


Y si se refugiare en alguna ciudad, todos los de Israel llevarán sogas a aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el arroyo, hasta que no se encuentre allí ni una piedra.


Y aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel acabaron de herirlos con gran mortandad hasta destruirlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fortificadas.


Entonces Josué dijo: Rodad grandes piedras a la entrada de la cueva, y poned hombres junto a ella para que los guarden;


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