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Job 2:13 - Biblia Reina Valera 1960

13 Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Entonces, durante siete días y siete noches, se sentaron en el suelo junto a Job, y ninguno le decía nada porque veían que su sufrimiento era demasiado grande para expresarlo con palabras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Luego, permanecieron sentados en tierra junto a él siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Y estuvieron sentados con él en el suelo durante siete días con sus siete noches, no hablándole palabra, por cuanto veían que su mal era muy grande.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Siete días y siete noches permanecieron sentados junto a él sin proferir palabra, pues comprendían cuán inmenso era su dolor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

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Job 2:13
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y llegaron hasta la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, y endecharon allí con grande y muy triste lamentación; y José hizo a su padre duelo por siete días.


Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos.


Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.


Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.


No me dejabas pegar los ojos; Estaba yo quebrantado, y no hablaba.


Si probáremos a hablarte, te será molesto; Pero ¿quién podrá detener las palabras?


Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.


Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.


Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo.


Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia. Siéntate en la tierra, sin trono, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán tierna y delicada.


Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día.


Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sion; Echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; Las vírgenes de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.


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