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Jeremías 8:21 - Biblia Reina Valera 1960

21 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Sufro con el dolor de mi pueblo; lloro y estoy abrumado de profunda pena.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 La herida de la hija de mi pueblo ha pasado a ser la mía, me siento abatido y espantado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Por la llaga de la hija de mi pueblo estoy quebrantado, Me visto de luto,° atenazado de espanto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Por el hundimiento de la hija de mi pueblo estoy hundido, estoy triste, la consternación me sobrecoge.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto se ha apoderado de mí.

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Jeremías 8:21
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Les dirás, pues, esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen; porque de gran quebrantamiento es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de plaga muy dolorosa.


Vacía, agotada y desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas, dolor en las entrañas, rostros demudados.


Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes.


¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!


¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.


Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,


Mas yo no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo, ni deseé día de calamidad, tú lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fue en tu presencia.


Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?


Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.


Se enlutó Judá, y sus puertas se despoblaron; se sentaron tristes en tierra, y subió el clamor de Jerusalén.


Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.


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