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Jeremías 31:30 - Biblia Reina Valera 1960

30 sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Cada persona morirá por sus propios pecados, los que coman las uvas agrias serán los que tengan la boca fruncida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 sino que cada uno morirá por su propio pecado. El que coma uvas agrias sufrirá dentera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 sino que cada cual morirá por su propia maldad. Los dientes de todo hombre que coma las uvas agrias, tendrán la dentera.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Sino que cada cual morirá por su culpa; todo aquel que coma agraces sufrirá en sus dientes la dentera.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

30 Sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera.

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Jeremías 31:30
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.


¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.


porque cada uno llevará su propia carga.


He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.


Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.


Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.


Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.


Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.


Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.


Entonces entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y me habló, y me dijo: Entra, y enciérrate dentro de tu casa.


Pero no mató a los hijos de los que le dieron muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.


Verán sus ojos su quebranto, Y beberá de la ira del Todopoderoso.


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