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Jeremías 11:15 - Biblia Reina Valera 1960

15 ¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? ¿Puedes gloriarte de eso?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 »¿Qué derecho tiene mi amado pueblo de ir a mi templo cuando ha cometido tantas inmoralidades? ¿Acaso sus votos y sacrificios pueden evitar su destrucción? ¡En realidad se alegran en hacer lo malo!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 ¿Qué viene a hacer mi amada en mi Casa? ¡Su manera de actuar es pura viveza! ¿Crees que los votos y las carnes consagradas te limpiarán de tu maldad o que te podré purificar por todo eso?

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 ¿Qué busca mi amado° en mi Casa, después de haber tramado tantas intrigas? ¿Podrá la grosura° y la carne inmolada apartar de ti la adversidad, Para que lo celebres con gritos estrepitosos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 ¿Qué busca mi amada en mi casa? Su modo de obrar es pura doblez. ¿Votos y carne consagrada apartarán de ti la desgracia, de modo que puedas regocijarte por ello?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 ¿Qué tiene que hacer mi amada en mi casa, habiendo hecho tantas abominaciones, y las carnes santas se han pasado de ti? Cuando haces maldad, entonces te regocijas.

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Jeremías 11:15
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Que se alegran haciendo el mal, Que se huelgan en las perversidades del vicio;


Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.


Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;


no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.


Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres.


Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.


Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.


Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas.


Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan.


He dejado mi casa, desamparé mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos.


Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion;


Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.


Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.


Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre.


El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable.


Como el que enloquece, y echa llamas Y saetas y muerte,


El sacrificio de los impíos es abominación; ¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!


El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; Mas la oración de los rectos es su gozo.


El hacer maldad es como una diversión al insensato; Mas la sabiduría recrea al hombre de entendimiento.


Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, Y que tomar mi pacto en tu boca?


Para que se libren tus amados, Salva con tu diestra, y óyeme.


tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados; en el campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás al fin limpia? ¿Cuánto tardarás tú en purificarte?


Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová.


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