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Isaías 64:4 - Biblia Reina Valera 1960

4 Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Desde el principio del mundo, ningún oído ha escuchado, ni ojo ha visto a un Dios como tú, quien actúa a favor de los que esperan en él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Tú has desconcertado a los que vivían como justos, y que te recordaban, siguiendo tus caminos. Te enojaste, pues a lo mejor pecamos; hemos actuado mal, pero tendremos salvación.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios fuera de ti, Que hiciera tanto por el que espera en Él:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 ¡Ah, si acogieras a quienes practican la justicia, a quienes se acuerdan de ti en sus caminos! He aquí que estás enojado porque hemos pecado contra ti desde antiguo, hemos sido rebeldes.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Porque desde el principio del mundo el hombre no ha escuchado, ni el oído ha percibido, ni el ojo ha visto, a un Dios, fuera de ti, que hiciese tanto por el que en Él espera.

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Isaías 64:4
36 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!


Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.


Y se dirá en aquel día: He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; este es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.


Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado.


Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.


Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.


E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.


Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.


Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él.


Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.


En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación.


En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.


de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo;


Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.


y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.


pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.


¿Quién oyó cosa semejante?, ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos.


Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día.


Sobre los que guardan su pacto, Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.


Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados:


hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.


Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.


Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente.


Todos ellos arden como un horno, y devoraron a sus jueces; cayeron todos sus reyes; no hay entre ellos quien a mí clame.


Bien que los esparciré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y volverán.


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