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Hechos 9:17 - Biblia Reina Valera 1960

17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos diciendo: 'Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Entonces Ananías fue y entró en la casa, y después de imponerle las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció° en el camino por donde venías, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Partió, pues, Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: 'Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino que traías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Y Ananías fue y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

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Hechos 9:17
36 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.


a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.


Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.


No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.


Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.


de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.


no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.


Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.


No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.


El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.


y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.


Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.


Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.


Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.


Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.


Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.


Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; este es Señor de todos.


Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.


Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.


Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.


que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.


Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;


Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.


Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron.


Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.


y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.


Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,


Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:


Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.


¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?


Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito,


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