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Génesis 39:10 - Biblia Reina Valera 1960

10 Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Día tras día, ella seguía presionando a José, pero él se negaba a acostarse con ella y la evitaba tanto como podía.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Y aunque ella insistía día tras día, José se negó a acostarse a su lado y estar con ella.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y sucedió que, aunque ella instaba a José día a día, él no la escuchaba para yacer a su lado y cohabitar con ella.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Ella insistía uno y otro día, pero José no accedió acostarse con ella, ni a estar a su lado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Y fue que, hablando ella a José cada día, que él no la escuchó para acostarse al lado de ella, o para estar con ella.

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Génesis 39:10
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene.


Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,


Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.


No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.


Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.


Porque abismo profundo es la ramera, Y pozo angosto la extraña.


Fosa profunda es la boca de la mujer extraña; Aquel contra el cual Jehová estuviere airado caerá en ella.


Para que te guarden de la mujer ajena, Y de la extraña que ablanda sus palabras.


Aleja de ella tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa;


Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;


Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras,


Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas,


Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de cordura dijo:


Se sienta en una silla a la puerta de su casa, En los lugares altos de la ciudad,


Se asió de él, y le besó. Con semblante descarado le dijo:


Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia.


No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?


aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí.


También ella, como robador, acecha, Y multiplica entre los hombres los prevaricadores.


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