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Cantares 8:1 - Biblia Reina Valera 1960

1 ¡Oh, si tú fueras como un hermano mío Que mamó los pechos de mi madre! Entonces, hallándote fuera, te besaría, Y no me menospreciarían.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Cómo quisiera que fueras mi hermano, el que mamó de los pechos de mi madre! Así podría besarte sin pensar en quién nos mira, y nadie me criticaría.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¡Ah, si tú fueras hermano mío, alimentado con el pecho de mi madre! Te podría besar al encontrarte afuera sin que me despreciaran.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Oh, si tú fueras como mi hermano, que mamó los pechos de mi propia madre! Al hallarte afuera yo te besaría, Y nadie me despreciaría por ello.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Ah, si fueras mi hermano, amamantado a los pechos de mi madre! Al encontrarte fuera podría yo besarte sin desprecio de nadie.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 ¡Oh que fueras tú como mi hermano, que mamó los pechos de mi madre; así, al encontrarte afuera yo te besaría, y no me menospreciarían!

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Cantares 8:1
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Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.


Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.


Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.


He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.


y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.


Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y te llamarán Ciudad de Jehová, Sion del Santo de Israel.


Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.


Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.


E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.


Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.


Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.


y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,


Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.


sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,


Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.


Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.


Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.


A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:


Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios;


El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.


Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles.


¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.


Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.


Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.


Las mandrágoras han dado olor, Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.


Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre; Tú me enseñarías, Y yo te haría beber vino Adobado del mosto de mis granadas.


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