Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Cantares 3:2 - Biblia Reina Valera 1960

2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Así que me dije: «Me levantaré y recorreré la ciudad, y buscaré por todas las calles y las plazas. Buscaré a mi amado». Entonces busqué por todas partes pero no lo encontré.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Me levantaré, pues, y recorreré la ciudad. Por las calles y las plazas buscaré al amado de mi alma. Lo busqué y no lo hallé.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

2 Me levantaré ahora e iré por la ciudad, Por las calles y por las plazas. ¡Debo hallar al que ama mi alma! Lo busqué, pero no lo encontré.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Me levanté, recorrí la villa por callejas y plazas, en busca del amado de mi alma. Lo buscaba y no lo hallé.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Me levantaré ahora, y rondaré la ciudad; por las calles y por las plazas buscaré al que ama mi alma; lo busqué, pero no lo hallé.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Cantares 3:2
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.


Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.


Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.


Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.


Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré.


Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.


Yo me levanté para abrir a mi amado, Y mis manos gotearon mirra, Y mis dedos mirra, que corría Sobre la manecilla del cerrojo.


Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas.


Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?


Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; Pues ¿por qué había de estar yo como errante Junto a los rebaños de tus compañeros?


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម