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2 Reyes 6:5 - Biblia Reina Valera 1960

5 Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío, era prestada!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 pero mientras uno de ellos cortaba un árbol, la cabeza de su hacha cayó al río. —¡Ay, señor! —gritó—. ¡Era un hacha prestada!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Mientras uno de ellos cortaba un tronco, cayó el hacha al agua. Se puso a gritar: '¡Ay de mí, mi señor, esa era un hacha que me habían prestado!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hierro° al agua; y gritó diciendo: ¡Ay, señor mío! ¡Era prestado!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Y sucedió que, mientras uno cortaba un tronco, se le cayó al agua el hierro del hacha y comenzó a gritar: '¡Ay, señor mío, que el hacha era prestada!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y aconteció que derribando uno un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y dio voces, diciendo: ¡Ah, señor mío, que era prestada!

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2 Reyes 6:5
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!


Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir.


El impío toma prestado, y no paga; Mas el justo tiene misericordia, y da.


Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?


Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en el mar se habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido desolada!


y diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, de púrpura y de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas!


Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.


Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! que ha llamado Jehová a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.


Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo.


Se fue, pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron la madera.


El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro.


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