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2 Reyes 25:10 - Biblia Reina Valera 1960

10 Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Después supervisó a todo el ejército babilónico mientras derribaba por completo las murallas de Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Las tropas caldeas que acompañaban al jefe de los guardias demolieron la muralla que rodeaba a Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Todas las tropas caldeas que estaban con el jefe de la guardia demolieron las murallas que rodeaban Jerusalén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalén.

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2 Reyes 25:10
9 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.


Y los caldeos pusieron a fuego la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén.


Escalad sus muros y destruid, pero no del todo; quitad las almenas de sus muros, porque no son de Jehová.


Además Joás rey de Israel tomó a Amasías rey de Judá, hijo de Joás hijo de Ocozías, en Bet-semes; y vino a Jerusalén, y rompió el muro de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la esquina, cuatrocientos codos.


Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo templo; Redujeron a Jerusalén a escombros.


Nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; No tengamos asalto, ni que hacer salida, Ni grito de alarma en nuestras plazas.


Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido conquistada.


y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.


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