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2 Reyes 18:28 - Biblia Reina Valera 1960

28 Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Después el jefe del Estado Mayor se puso de pie y le gritó en hebreo a la gente que estaba sobre la muralla: «¡Escuchen este mensaje del gran rey de Asiria!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 El copero mayor se paró entonces y gritó con fuerza en judío: 'Oigan la palabra del gran rey de Asur:'

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Y poniéndose en pie el Rabsaces, gritó a gran voz en judío, y habló, diciendo: ¡Escuchad palabra del gran rey, el rey de Asiria!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Y seguidamente el copero mayor, puesto en pie, gritó en alta voz en lengua judía: 'Escuchad la palabra del gran rey, del rey de Asiria:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

28 Luego el Rabsaces se puso de pie, y clamó a gran voz en lengua judaica, y habló, diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.

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2 Reyes 18:28
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!


Habla, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es el Nilo, pues yo lo hice.


Porque Jehová el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra.


Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz.


Y clamaron a gran voz en judaico al pueblo de Jerusalén que estaba sobre los muros, para espantarles y atemorizarles, a fin de poder tomar la ciudad.


Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas?


Después el rey de Asiria envió contra el rey Ezequías al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un gran ejército, desde Laquis contra Jerusalén, y subieron y vinieron a Jerusalén. Y habiendo subido, vinieron y acamparon junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.


Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con vosotros?


Así ha dicho el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano.


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