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Zacarías 9:3 - Biblia Nueva Traducción Viviente

3 ¡Tiro ha construido una poderosa fortaleza y ha logrado que la plata y el oro sean tan abundantes como el polvo en las calles!

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Biblia Reina Valera 1960

3 Bien que Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Tiro se ha construido una fortaleza, y ha amontonado la plata como el polvo y el oro como la tierra de las calles.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Tiro se edificó una fortaleza, amontonó plata como polvo, Oro como lodo callejero;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Tiro se ha construido un terraplén, amontona plata como polvo y oro como barro de las calles.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Bien que Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles,

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Zacarías 9:3
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Las mercancías que comerciabas saciaron los deseos de muchas naciones. Reyes de los confines de la tierra se enriquecieron con tu comercio.


»Tal vez la gente malvada tenga montones de dinero y amontonen mucha ropa,


Luego llegaron a la fortaleza de Tiro y a todas las ciudades de los heveos y los cananeos. Finalmente, fueron al sur de Judá, aun hasta Beerseba.


Luego el límite giraba en dirección a Ramá y a la fortaleza de Tiro, donde daba un giro hacia Hosa y llegaba al mar Mediterráneo. El territorio también incluía Majaleb, Aczib,


¿Quién hizo caer este desastre sobre Tiro, la gran fundadora de reinos? Sus comerciantes eran todos príncipes; sus mercaderes, nobles.


Si renuncias a tu codicia del dinero y arrojas tu precioso oro al río,


El rey hizo que en Jerusalén la plata fuera tan abundante como las piedras. Además, la valiosa madera de cedro era tan común como la higuera sicómoro que crece en las colinas de Judá.


Todas las copas del rey Salomón eran de oro macizo, igual que todos los utensilios en el Palacio del Bosque del Líbano. No estaban hechos de plata porque en los tiempos de Salomón la plata no se consideraba de valor.


El Señor extendió su mano sobre el mar y sacudió los reinos de la tierra. Él se ha pronunciado contra Fenicia; ordenó que fueran destruidas sus fortalezas.


»Saquearán tus riquezas y mercancías, y demolerán tus murallas. Destruirán tus preciosas casas y arrojarán al mar las piedras, los maderos y hasta el polvo de la ciudad.


Ahora eres una nave que naufragó, deshecha en el fondo del mar. Toda tu mercancía y tu tripulación se hundieron contigo.


Descansaría junto a príncipes, ricos en oro, cuyos palacios estuvieron llenos de plata.


Has perdido todo: tus riquezas y tus mercancías, tus marineros y tus pilotos, tus constructores de naves, tus mercaderes y tus guerreros. En el día de tu ruina, todos a bordo se hundirán en lo profundo del mar.


Después recibí este mensaje del Señor:


Esto es lo que dice el Señor: «¡Los habitantes de Tiro han pecado una y otra vez y no permitiré que queden sin castigo! Rompieron su pacto de hermandad con Israel al vender aldeas enteras como esclavas a Edom.


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