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Zacarías 9:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente

14 ¡El Señor aparecerá sobre su pueblo y sus flechas volarán como rayos! El Señor Soberano hará sonar el cuerno de carnero y atacará como un torbellino desde el desierto del sur.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Y Jehová será visto sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago; y Jehová el Señor tocará trompeta, e irá entre torbellinos del austro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Entonces Yavé aparecerá por encima de ellos y lanzará sus flechas como relámpagos. El Señor hará resonar la trompeta y marchará en medio de la tormenta del sur.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 YHVH será visto capitaneándolos, y sus saetas saliendo como rayos. YHVH Adonay hará sonar el shofar,° Y avanzará entre los huracanes del Sur.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Yahveh aparecerá sobre ellos, lanzará sus flechas como rayos. El Señor Yahveh tocará la trompeta y caminará entre las borrascas del sur.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Y Jehová será visto sobre ellos, y su saeta saldrá como un relámpago; y Jehová el Señor tocará la trompeta, e irá con torbellinos del sur.

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Zacarías 9:14
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Disparó sus flechas y dispersó a sus enemigos; destellaron grandes relámpagos, y ellos quedaron confundidos.


Miren, el Señor viene con fuego, y sus veloces carros de guerra retumban como un torbellino. Él traerá castigo con la furia de su ira y con el ardiente fuego de su dura reprensión.


Luego el Señor saldrá a pelear contra esas naciones, como lo hizo en tiempos pasados.


Entonces yo mismo seré un muro de fuego protector alrededor de Jerusalén, dice el Señor. ¡Y seré la gloria dentro de la ciudad!”.


En aquel día se tocará la gran trompeta y muchos de los que se morían en el destierro en Asiria y en Egipto regresarán a Jerusalén para adorar al Señor en su monte santo.


Este es el mensaje que recibí acerca de Babilonia, el desierto junto al mar: Desde el desierto se acerca el desastre y te caerá encima, como un remolino que entra arrasando desde el Neguev.


Levanté la vista y vi que había un caballo blanco, y su jinete llevaba un arco, y se le colocó una corona sobre la cabeza. Salió cabalgando para ganar muchas batallas y obtener la victoria.


El sol y la luna se detuvieron en el cielo cuando volaron tus radiantes flechas y brilló tu deslumbrante lanza.


Y el Señor hará oír su majestuosa voz y demostrará la fuerza de su brazo poderoso. Descenderá con llamas consumidoras, con aguaceros, con tormentas eléctricas y enormes granizos.


Además, Dios confirmó el mensaje mediante señales, maravillas, diversos milagros y dones del Espíritu Santo según su voluntad.


Los gentiles se convencieron por el poder de señales milagrosas y maravillas, y por el poder del Espíritu de Dios. De esa manera, presenté con toda plenitud la Buena Noticia de Cristo desde Jerusalén hasta llegar a la región del Ilírico.


Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».


En aquel día el Señor defenderá al pueblo de Jerusalén. ¡El más débil entre ellos será tan poderoso como el rey David! ¡Y los descendientes reales serán como Dios mismo, como el ángel del Señor que va delante de ellos!


El Señor de los Ejércitos Celestiales se moverá en el aire sobre Jerusalén y la protegerá como un ave protege su nido. Defenderá y salvará la ciudad; pasará sobre ella y la rescatará».


Todos ustedes, habitantes del mundo, todos los que viven en la tierra: cuando levante mi bandera de guerra, ¡miren! Cuando toque el cuerno de carnero, ¡escuchen!


Josué venció a todos esos reyes y conquistó sus territorios en una sola campaña, porque el Señor, Dios de Israel, peleaba por su pueblo.


Enviará a sus ángeles con un potente toque de trompeta y reunirán a los elegidos de todas partes del mundo, desde los extremos más lejanos de la tierra y del cielo.


Con sus propias armas destruiste al jefe de los que se lanzaron como un torbellino, pensando que Israel sería presa fácil.


El viento tormentoso sale de su cámara, y los vientos impetuosos traen el frío.


Luego, a tu orden, oh Señor, a la ráfaga de tu aliento, pudo verse el fondo del mar, y los cimientos de la tierra quedaron al descubierto.


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