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Zacarías 9:12 - Biblia Nueva Traducción Viviente

12 ¡Regresen al refugio, ustedes, prisioneros, que todavía tienen esperanza! Hoy mismo prometo que les daré dos bendiciones por cada dificultad.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Hacia ti volverán, oh Sión, los prisioneros que estaban aguardando. Ahora te doy doble bendición para compensar tus días de destierro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¡Oh cautivos esperanzados, volved a la plaza fuerte! Hoy te envío un segundo° mensajero.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Volved a la fortaleza, vosotros, los cautivos que tenéis esperanza. Hoy mismo te lo anuncio: te devolveré el doble.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble.

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Zacarías 9:12
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Cuando Job oró por sus amigos, el Señor le restauró su bienestar. Es más, ¡el Señor le dio el doble de lo que antes tenía!


Disfrutarán de una doble honra en lugar de vergüenza y deshonra. Poseerán una doble porción de prosperidad en su tierra, y una alegría eterna será suya.


Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta. Por lo tanto, los que hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros.


El Señor nos ha hecho justicia. Vengan, anunciemos en Jerusalén todo lo que hizo el Señor nuestro Dios.


Hay esperanza para tu futuro —dice el Señor—. Tus hijos volverán a su propia tierra.


El Señor es bueno, un refugio seguro cuando llegan dificultades. Él está cerca de los que confían en él.


Le devolveré sus viñedos y convertiré el valle de la Aflicción en una puerta de esperanza. Allí se me entregará como lo hizo hace mucho tiempo cuando era joven, cuando la liberé de su esclavitud en Egipto.


Hablen con ternura a Jerusalén y díganle que se acabaron sus días tristes y que sus pecados están perdonados. Sí, el Señor le dio doble castigo por todos sus pecados».


La voz del Señor pronto rugirá desde Sion y tronará desde Jerusalén, y los cielos y la tierra temblarán; pero el Señor será un refugio para su pueblo, una fortaleza firme para el pueblo de Israel.


Luego me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos representan al pueblo de Israel. Ellos dicen: “Nos hemos vuelto huesos viejos y secos; hemos perdido toda esperanza. Nuestra nación está acabada”.


En cuanto a ti, Jerusalén, ciudadela del pueblo de Dios, recuperarás tu fuerza y poder soberano. El reino será restaurado a mi muy amada Jerusalén.


Levántate del polvo, oh Jerusalén, y siéntate en un lugar de honor. Quítate del cuello las cadenas de la esclavitud, oh hija cautiva de Sion.


Llegará el día cuando los centinelas gritarán desde la zona montañosa de Efraín: “Vengan, subamos a Jerusalén a adorar al Señor nuestro Dios”».


Pues los muertos no pueden alabarte; no pueden levantar la voz en alabanza. Los que bajan a la tumba ya no pueden esperar en tu fidelidad.


Les diré a los prisioneros: “Salgan en libertad”, y a los que están en tinieblas: “Vengan a la luz”. Ellos serán mis ovejas, que se apacentarán en pastos verdes y en colinas que antes estaban desiertas.


Escuchen a la gente que escapó de Babilonia mientras cuentan en Jerusalén cómo el Señor nuestro Dios se vengó de los que destruyeron su templo.


Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios.


Serán acorralados y echados a la cárcel. Serán encerrados en prisión y por fin serán castigados.


Oh Esperanza de Israel, nuestro Salvador en tiempos de aflicción, ¿por qué eres como un desconocido? ¿Por qué eres como un viajero que pasa por la tierra y se detiene solamente para pasar la noche?


Señor, ¡tú eres mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en el día de aflicción! Las naciones del mundo entero vendrán a ti y te dirán: «Nuestros antepasados nos han dejado una herencia despreciable, porque rendían culto a ídolos inútiles.


Oh Señor, esperanza de Israel, serán avergonzados todos los que se alejan de ti. Serán enterrados en el polvo de la tierra, porque han abandonado al Señor, la fuente de agua viva.


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