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Zacarías 8:12 - Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Pues estoy plantando semillas de paz y prosperidad entre ustedes. Las vides estarán cargadas de fruta, la tierra producirá sus cosechas y los cielos soltarán el rocío. Una vez más yo haré que el remanente de Judá y de Israel herede estas bendiciones.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Porque habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Pues yo sembraré la paz; la viña dará uva; la tierra, sus productos; el cielo entregará su rocío. Todo esto se lo daré a lo que queda de este pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Porque habrá una simiente de paz:° La vid dará su fruto y la tierra su cosecha, y los cielos darán su rocío, y haré que el remanente del pueblo posea todo esto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 porque sembraré la paz: la viña dará su fruto, la tierra su producto y el cielo su rocío. Y yo daré en posesión al resto de este pueblo todas estas cosas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Porque la simiente será próspera; la vid dará su fruto, y la tierra dará su producto, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todas estas cosas.

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Zacarías 8:12
39 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Moisés dijo lo siguiente sobre las tribus de José: «Que el Señor bendiga su tierra con el precioso regalo del rocío de los cielos y el agua que está debajo de la tierra,


»Del rocío de los cielos y la riqueza de la tierra, que Dios te conceda siempre abundantes cosechas de grano y vino nuevo en cantidad.


Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.


»El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: ahora todo esto puede parecerles imposible, a ustedes que son el pequeño remanente del pueblo de Dios. ¿Pero será imposible para mí?, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Ahora les doy una promesa cuando la semilla aún está en el granero. Todavía no han cosechado su grano, ni las vides ni las higueras ni los granados ni los olivos han dado sus frutos. Sin embargo, de hoy en adelante, yo los bendeciré.


Es por causa de ustedes que los cielos retienen el rocío y la tierra no produce cosechas.


No teman, animales del campo, porque pronto los pastos del desierto recobrarán su verdor. Los árboles volverán a colmarse de fruto; las higueras y las vides se llenarán una vez más.


Y los que procuran la paz sembrarán semillas de paz y recogerán una cosecha de justicia.


Así que no se jacten de seguir a un líder humano en particular. Pues a ustedes les pertenece todo:


Seré para Israel como un refrescante rocío del cielo. Israel florecerá como el lirio; hundirá sus raíces profundamente en la tierra como los cedros del Líbano.


Les daré abundantes cosechas de sus árboles frutales y sus campos, y nunca más las naciones vecinas podrán burlarse de su tierra a causa de las hambrunas.


Disfrutarán de una doble honra en lugar de vergüenza y deshonra. Poseerán una doble porción de prosperidad en su tierra, y una alegría eterna será suya.


Entonces el Señor te bendecirá con lluvia durante el tiempo de la siembra. Habrá cosechas maravillosas y muchos pastizales para tus animales.


Cuando Isaac sembró sus cultivos ese año, cosechó cien veces más grano del que había plantado, porque el Señor lo bendijo.


Haré que mi pueblo vuelva a transitarlos y ustedes formarán parte de su territorio. Nunca más privarán ustedes a mi pueblo de sus hijos.


El enojo del rey es como el rugido del león, pero su favor es como el rocío sobre el pasto.


Que las montañas den prosperidad a todos y que las colinas sean fructíferas.


Así que Israel vivirá a salvo; el próspero Jacob habitará protegido en una tierra de grano y vino nuevo, donde los cielos dejan caer su rocío.


Que mi enseñanza caiga sobre ustedes como lluvia; que mi discurso se asiente como el rocío. Que mis palabras caigan como lluvia sobre pastos suaves, como llovizna delicada sobre plantas tiernas.


Ahora bien, Elías, quien era de Tisbé en Galaad, le dijo al rey Acab: «Tan cierto como que el Señor vive, el Dios de Israel —a quien sirvo—, no habrá rocío ni lluvia durante los próximos años, ¡hasta que yo dé la orden!».


»Si siguen mis decretos y se aseguran de obedecer mis mandatos,


Sí, el Señor derrama sus bendiciones, y nuestra tierra dará una abundante cosecha.


Por lo tanto, desaparecerán como la neblina de la mañana, como el rocío bajo el sol del amanecer, como paja llevada por el viento y como el humo de una chimenea.


»Consideren este día, el 18 de diciembre, cuando los cimientos del templo del Señor fueron establecidos. Considérenlo bien.


Vendrán a su tierra y entonarán canciones de alegría en las alturas de Jerusalén. Estarán radiantes debido a los buenos regalos del Señor: abundancia de grano, vino nuevo y aceite de oliva, y los rebaños y las manadas saludables. Su vida será como un jardín bien regado, y desaparecerán todas sus tristezas.


Ya no serán presa de otras naciones, ni animales salvajes los devorarán. Vivirán seguros y nadie los atemorizará.


Ya ven, ustedes me importan y les prestaré atención. Su suelo será arado y se sembrarán cultivos.


El Señor responderá: «¡Miren!, les envío grano, vino nuevo y aceite de oliva, suficiente para satisfacer sus necesidades. Ya no serán objeto de burla entre las naciones vecinas.


Los del remanente de Israel no harán nada malo; nunca mentirán ni se engañarán unos a otros. Comerán y dormirán seguros, sin que nadie los atemorice».


Sus cosechas serán abundantes porque las protegeré de insectos y enfermedades. Las uvas no caerán de las vides antes de madurar —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—.


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