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Zacarías 3:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces el ángel me mostró a Jesúa, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Señor. El Acusador, Satanás, estaba allí a la derecha del ángel y presentaba acusaciones contra Jesúa.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Yavé presentó ante mis ojos a Josué, el gran sacerdote. Estaba éste frente al ángel de Yavé, y tenía a su derecha a Satán, que lo estaba acusando.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Después me mostró al sumo sacerdote Josué, colocado delante del ángel de YHVH, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarlo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Después me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel de Yahveh, mientras que Satán se hallaba a su derecha para acusarlo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Y me mostró a Josué, el sumo sacerdote, el cual estaba delante del Ángel de Jehová; y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.

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Zacarías 3:1
36 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar.


»Simón, Simón, Satanás ha pedido zarandear a cada uno de ustedes como si fueran trigo;


Dicen: «Consigan a un malvado para que se ponga en su contra; envíen a un acusador para que lo lleve a juicio.


Manténganse siempre alerta. Y oren para que sean suficientemente fuertes para escapar de los horrores que vendrán y para presentarse delante del Hijo del Hombre.


«¡Miren! Yo envío a mi mensajero y él preparará el camino delante de mí. Entonces el Señor al que ustedes buscan vendrá de repente a su templo. El mensajero del pacto a quien buscan con tanto entusiasmo, sin duda vendrá», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


El 29 de agosto del segundo año del reinado del rey Darío, el Señor dio un mensaje por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote:


Satanás se levantó contra Israel y provocó que David hiciera un censo del pueblo de Israel.


Acepta sus obsequios y, con la plata y el oro, haz una corona. Entonces coloca la corona en la cabeza de Jesúa hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote.


»”Escúchenme, oh Jesúa, sumo sacerdote, y ustedes los demás sacerdotes. Ustedes son símbolos de lo que está por venir. Pronto traeré a mi siervo llamado el Retoño.


Sin embargo, ahora el Señor dice: Zorobabel, sé fuerte. Jesúa, hijo de Jehosadac, sumo sacerdote, sé fuerte. Ustedes que aún quedan en la tierra, sean fuertes. Así que ahora, ¡manos a la obra!, porque yo estoy con ustedes, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote, y todo el remanente del pueblo de Dios comenzaron a obedecer el mensaje del Señor su Dios. Cuando oyeron las palabras del profeta Hageo, a quien el Señor su Dios había enviado, el pueblo temió al Señor.


Hijos míos, ¡no descuiden más sus responsabilidades! El Señor los ha elegido para que estén en su presencia, le sirvan, dirijan al pueblo en la adoración y presenten a él sus ofrendas».


el Ángel que me ha salvado de todo mal— bendiga a estos muchachos. Que ellos preserven mi nombre y el nombre de Abraham y de Isaac. Y que su descendencia se multiplique en gran manera por toda la tierra».


Entonces el ángel que estaba conmigo fue a reunirse con un segundo ángel que se dirigía hacia él.


—¿Qué significan estos cuernos? —pregunté al ángel que hablaba conmigo. Él me contestó: —Estos cuernos representan a las naciones que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.


Entonces el Señor le habló palabras buenas y consoladoras al ángel que conversaba conmigo.


Le pregunté al ángel que hablaba conmigo: —Mi señor, ¿qué significan estos caballos? —Te mostraré —me contestó el ángel.


»”Sin embargo, los sacerdotes levitas de la familia de Sadoc continuaron sirviendo fielmente en el templo cuando los israelitas me abandonaron para rendir culto a ídolos. Estos hombres servirán como ministros míos. Estarán en mi presencia y ofrecerán la grasa y la sangre de los sacrificios, dice el Señor Soberano.


Aun así podrán servir como guardias del templo y porteros, podrán matar los animales para las ofrendas quemadas y estar presentes para ayudar al pueblo.


Esto responde el Señor: —Si regresas a mí te restauraré para que puedas continuar sirviéndome. Si hablas palabras beneficiosas en vez de palabras despreciables, serás mi vocero. Tienes que influir en ellos; ¡no dejes que ellos influyan en ti!


Por lo tanto, él declaró que los destruiría. Pero Moisés, su escogido, intervino entre el Señor y los israelitas; le suplicó que apartara su ira y que no los destruyera.


Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Jehosadac, respondieron y continuaron la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén. Los profetas de Dios estaban con ellos y los ayudaban.


«¿Quién puede estar en la presencia del Señor, este Dios santo? —clamaron—. ¿Adónde podremos enviar el arca desde aquí?».


Moisés siguió diciendo: «El Señor su Dios les levantará un profeta como yo de entre sus hermanos israelitas. A él tendrán que escucharlo,


En aquel tiempo, el Señor designó a los de la tribu de Leví para que se encargaran de llevar el arca del pacto del Señor y estuvieran delante del Señor para servirlo y pronunciar bendiciones en su nombre. Esas son las responsabilidades de ellos hasta el día de hoy.


Y pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Su descendiente te golpeará la cabeza, y tú le golpearás el talón».


Los siguientes son los sacerdotes que habían tomado mujeres paganas como esposas: De la familia de Jesúa, hijo de Jehosadac, y sus hermanos: Maaseías, Eliezer, Jarib y Gedalías.


Entonces él me dijo: —Representan a los dos ungidos que están de pie en la corte del Señor de toda la tierra.


Sus líderes fueron Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana. Este es el total de los hombres de Israel que regresó del destierro:


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