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Zacarías 12:5 - Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Los clanes de Judá se dirán a sí mismos: “El pueblo de Jerusalén ha encontrado fuerzas en su Dios, el Señor de los Ejércitos Celestiales”.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Tienen fuerza los habitantes de Jerusalén en Jehová de los ejércitos, su Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Entonces los jefes de Judá dirán en su interior: 'La fuerza de Jerusalén le viene de Yavé, su Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Entonces los caudillos de Judá dirán en su corazón: Nuestra° fuerza son los habitantes de Jerusalem, gracias a YHVH Sebaot, su Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Los jefes de Judá dirán en su corazón: 'La fuerza de los habitantes de Jerusalén está en Yahveh Sebaot, su Dios'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y los gobernadores de Judá dirán en su corazón: Los habitantes de Jerusalén serán mi fortaleza en Jehová de los ejércitos su Dios.

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Zacarías 12:5
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Mediante mi poder haré fuerte a mi pueblo, y por mi autoridad irán a donde quieran. ¡Yo, el Señor, he hablado!».


La voz del Señor pronto rugirá desde Sion y tronará desde Jerusalén, y los cielos y la tierra temblarán; pero el Señor será un refugio para su pueblo, una fortaleza firme para el pueblo de Israel.


Dios me arma de fuerza y hace perfecto mi camino.


Alaben al Señor, mi roca. Él entrena mis manos para la guerra y da destreza a mis dedos para la batalla.


Me has armado de fuerza para la batalla; has sometido a mis enemigos debajo de mis pies.


Él dará a sus jueces anhelo de justicia, y gran valentía a sus guerreros que vigilan las puertas.


»En aquel día yo haré que los clanes de Judá sean como una llama que le prende fuego a un montón de leña o como una antorcha encendida entre los manojos de grano. Destruirán con fuego a las naciones vecinas a la derecha y a la izquierda, mientras la gente que vive en Jerusalén permanecerá segura.


»Yo fortaleceré a Judá y salvaré a Israel; los restauraré a causa de mi compasión. Será como si nunca los hubiera rechazado, porque yo soy el Señor su Dios, que escuchará sus lamentos.


Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos».


Volverán a tener su propio gobernante, quien surgirá de entre ellos mismos. Lo invitaré a que se acerque a mí —dice el Señor—, porque ¿quién se atrevería a acercarse sin ser invitado?


Cambiaré tu bronce por oro, tu hierro por plata, tu madera por bronce y tus piedras por hierro. Haré que la paz sea tu líder, y la justicia, tu gobernante.


¡Miren! ¡Se acerca un rey justo!, y príncipes honrados gobernarán bajo su mando.


Pues el Señor derramó sobre ti un espíritu de sueño profundo; ha cerrado los ojos de tus profetas y visionarios.


Otra vez te daré buenos jueces, y consejeros sabios como los que antes tenías. Entonces Jerusalén volverá a ser llamada Centro de Justicia y Ciudad Fiel».


Tus líderes son rebeldes, compañeros de ladrones. A todos ellos les encantan los sobornos y exigen que se los den, pero se niegan a defender la causa de los huérfanos y a luchar por los derechos de las viudas.


Escuchen al Señor, líderes de «Sodoma». Escuchen la ley de nuestro Dios, pueblo de «Gomorra».


Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad.


Mi corazón está con los comandantes de Israel, con los que se ofrecieron para la guerra. ¡Alabado sea el Señor!


»En aquel día —dice el Señor— haré que todos los caballos se espanten y que todos los jinetes pierdan el valor. Vigilaré a la gente de Judá, pero cegaré los caballos de sus enemigos.


También Judá peleará en Jerusalén. Tomarán las riquezas de todas las naciones vecinas: grandes cantidades de oro, plata y ropa costosa.


Entonces por fin el Señor de los Ejércitos Celestiales será la corona gloriosa de Israel; será el orgullo y la alegría del remanente de su pueblo.


La gente declarará: «El Señor es la fuente de mi justicia y de mi fortaleza». Y todos los que estaban enojados con él se le acercarán y quedarán avergonzados.


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