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Zacarías 11:5 - Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Los compradores matan a las ovejas sin remordimiento. Los vendedores dicen: “¡Gloria al Señor! ¡Ahora soy rico!”. Ni siquiera los pastores tienen compasión de las ovejas.

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Biblia Reina Valera 1960

5 a las cuales matan sus compradores, y no se tienen por culpables; y el que las vende, dice: Bendito sea Jehová, porque he enriquecido; ni sus pastores tienen piedad de ellas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Sus compradores las matan sin ser castigados, y los que las venden dicen: '¡Gracias a Yavé, ahora soy rico!' Y sus pastores no se preocupan de ellas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 a las cuales sus compradores degüellan sin sentirse culpables, y el que las vende piensa: ¡Bendito sea YHVH; me estoy enriqueciendo!, y ni sus propios pastores se compadecen de ellas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 aquellas que sus compradores matan impunemente y cuyos vendedores dicen: '¡Bendito sea Yahveh, que me ha enriquecido!', aquellas de las que sus pastores no tienen compasión.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 a las cuales matan sus compradores, y no se tienen por culpables; y el que las vende, dice: Bendito sea Jehová, porque me he enriquecido; y sus propios pastores no tienen compasión de ellas.

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Zacarías 11:5
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Todos los que los encontraban los devoraban. Sus enemigos decían: “No hicimos nada malo al atacarlos porque ellos pecaron contra el Señor, quien es su verdadero lugar de descanso y la esperanza de sus antepasados”.


Israel se jacta: «¡Yo soy rico! ¡Sin ayuda de nadie hice una fortuna! ¡Nadie me ha descubierto haciendo trampas! ¡Mi historial es impecable!».


Llevados por la avaricia, inventarán mentiras ingeniosas para apoderarse del dinero de ustedes; pero Dios los condenó desde hace mucho, y su destrucción no tardará en llegar.


Los expulsarán de las sinagogas, y llegará el tiempo en que quienes los maten pensarán que están haciendo un servicio santo para Dios.


»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues le cierran la puerta del reino del cielo en la cara a la gente. Ustedes no entrarán ni tampoco dejan que los demás entren.


Pues ustedes, las ovejas gordas, han empujado, embestido y desplazado a mi rebaño enfermo y hambriento hasta esparcirlo por tierras lejanas.


Esto dice el Señor Soberano: ahora me declaro enemigo de esos pastores y los haré responsables de lo que le sucedió a mi rebaño. Les quitaré el derecho de alimentar al rebaño y no dejaré que sigan alimentándose a sí mismos. Rescataré de su boca a mi rebaño; las ovejas ya no serán su presa.


Han deambulado por todas las montañas y las colinas sobre la faz de la tierra; sin embargo, nadie salió a buscarlas.


En esos días Israel estaba consagrado al Señor; era el primero de sus hijos. Todos los que lastimaron a su pueblo fueron declarados culpables, y sobre ellos cayó la calamidad. ¡Yo, el Señor, he hablado!”».


En la reunión les dije: —Estamos haciendo todo lo posible para rescatar a nuestros parientes judíos que han tenido que venderse a extranjeros paganos, pero ahora son ustedes los que los someten a esclavitud. ¿Cuántas veces tendremos que redimirlos? Ellos no tenían nada que argumentar en su defensa.


Cierto día, la viuda de un miembro del grupo de profetas fue a ver a Eliseo y clamó: —Mi esposo, quien te servía, ha muerto, y tú sabes cuánto él temía al Señor; pero ahora ha venido un acreedor y me amenaza con llevarse a mis dos hijos como esclavos.


También compró canela, especias, especias aromáticas, mirra, incienso, vino, aceite de oliva, harina refinada, trigo, ganado, ovejas, caballos, carretas y cuerpos, es decir, esclavos humanos.


»Les digo la verdad, el que trepa por la pared de un redil a escondidas en lugar de entrar por la puerta ¡con toda seguridad es un ladrón y un bandido!


Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!”. Y no te das cuenta de que eres un infeliz y un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo.


«Pero yo soy el Señor tu Dios, quien te rescató de la esclavitud en Egipto. Y te haré habitar otra vez en carpas como lo haces cada año en el Festival de las Enramadas.


Esto es lo que dice el Señor: «¡Los habitantes de Israel han pecado una y otra vez y no permitiré que queden sin castigo! Venden por dinero a la gente honrada y a los pobres por un par de sandalias.


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