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Santiago 3:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Y así, la bendición y la maldición salen de la misma boca. Sin duda, hermanos míos, ¡eso no está bien!

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Biblia Reina Valera 1960

10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 De la misma boca salen la bendición y la maldición.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 De la misma boca sale bendición y maldición. No conviene que esto sea así, hermanos míos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 De la misma boca salen bendición y maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 De una misma boca proceden maldición y bendición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

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Santiago 3:10
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Bendigan a quienes los persiguen. No los maldigan, sino pídanle a Dios en oración que los bendiga.


No paguen mal por mal. No respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición. A esto los ha llamado Dios, y él les concederá su bendición.


porque todavía están bajo el control de su naturaleza pecaminosa. Tienen celos unos de otros y se pelean entre sí. ¿Acaso eso no demuestra que los controla su naturaleza pecaminosa? ¿No viven como la gente del mundo?


Y, si están en la lista, se acostumbrarán a ser perezosas y pasarán todo el tiempo yendo de casa en casa chismeando, entrometiéndose en la vida de los demás y hablando de lo que no deben.


Ustedes, gobernantes, toman decisiones con base en sobornos; ustedes, sacerdotes, enseñan las leyes de Dios solo por dinero; ustedes, profetas, no profetizan a menos que se les pague. Sin embargo, todos alegan depender del Señor. «Nada malo nos puede suceder —dicen ustedes— porque el Señor está entre nosotros».


Entonces Abimelec mandó llamar a Abraham. —¿Qué nos has hecho? —preguntó—. ¿Qué delito he cometido que merezca un trato como este, que nos haces culpables a mí y a mi reino de este gran pecado? ¡Nadie debería hacer jamás lo que tú has hecho!


—¡No, hermano mío! —imploró ella—. ¡No seas insensato! ¡No me hagas esto! En Israel no se hace semejante perversidad.


Así que no se dejen engañar, mis amados hermanos.


Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse.


Amados hermanos, no muchos deberían llegar a ser maestros en la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera más estricta.


A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen.


¿Acaso puede brotar de un mismo manantial agua dulce y agua amarga?


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