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Santiago 3:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Amados hermanos, no muchos deberían llegar a ser maestros en la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera más estricta.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Hermanos, no se hagan todos maestros; ya saben que como maestros seremos juzgados con más severidad,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Hermanos míos, no aspiréis muchos a ser maestros, sabiendo que recibiremos un juicio más riguroso.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 No os encumbréis muchos de vosotros a maestros, hermanos míos, sabiendo que tendremos un juicio más severo,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Hermanos míos, no os hagáis muchos maestros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.

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Santiago 3:1
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Quieren ser reconocidos como maestros de la ley de Moisés, pero no tienen ni idea de lo que están diciendo a pesar de que hablan con mucha seguridad.


No abusen de la autoridad que tienen sobre los que están a su cargo, sino guíenlos con su buen ejemplo.


A continuación hay algunas de las partes que Dios ha designado para la iglesia: en primer lugar, los apóstoles; en segundo lugar, los profetas; en tercer lugar, los maestros; luego los que hacen milagros, los que tienen el don de sanidad, los que pueden ayudar a otros, los que tienen el don de liderazgo, los que hablan en idiomas desconocidos.


»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues le cierran la puerta del reino del cielo en la cara a la gente. Ustedes no entrarán ni tampoco dejan que los demás entren.


Y yo fui elegido como predicador y apóstol para enseñarles a los gentiles este mensaje acerca de la fe y la verdad. No estoy exagerando, solo digo la verdad.


Ahora bien, Cristo dio los siguientes dones a la iglesia: los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros.


Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal.


Obedezcan a sus líderes espirituales y hagan lo que ellos dicen. Su tarea es cuidar el alma de ustedes y tienen que rendir cuentas a Dios. Denles motivos para que la hagan con alegría y no con dolor. Esto último ciertamente no los beneficiará a ustedes.


Entonces el patrón lo llamó y le dijo: “¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Prepara un informe final porque voy a despedirte”.


Así que Moisés le dijo a Aarón: «Esto quiso decir el Señor cuando dijo: “Demostraré mi santidad por medio de los que se acercan a mí. Demostraré mi gloria ante todo el pueblo”». Y Aarón guardó silencio.


Y Dios me eligió para que sea predicador, apóstol y maestro de esta Buena Noticia.


Jesús le contestó: —¿Tú eres un respetado maestro judío y aún no entiendes estas cosas?


»Los alumnos no son superiores a su maestro, y los esclavos no son superiores a su amo.


»No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados.


Cuando los fariseos vieron esto, preguntaron a los discípulos: «¿Por qué su maestro come con semejante escoria?».


Que el Señor arranque de la nación de Israel hasta el último de los hombres que haya hecho esto y que aun así lleva una ofrenda al Señor de los Ejércitos Celestiales.


Entre los profetas y maestros de la iglesia de Antioquía de Siria se encontraban Bernabé, Simeón (llamado «el Negro»), Lucio (de Cirene), Manaén (compañero de infancia del rey Herodes Antipas) y Saulo.


Así que no se dejen engañar, mis amados hermanos.


Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse.


Y así, la bendición y la maldición salen de la misma boca. Sin duda, hermanos míos, ¡eso no está bien!


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