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Salmos 95:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Vengan, adoremos e inclinémonos. Arrodillémonos delante del Señor, nuestro creador,

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Biblia Reina Valera 1960

6 Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 ¡Entremos, agachémonos, postrémonos; de rodillas ante el Señor que nos creó!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 ¡Venid, inclinémonos y postrémonos, Arrodillémonos ante la presencia de YHVH, nuestro Hacedor!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Venid y saludémoslo, postrados, doblemos la rodilla ante el Señor, nuestro hacedor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.

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Salmos 95:6
37 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra,


¡Reconozcan que el Señor es Dios! Él nos hizo, y le pertenecemos; somos su pueblo, ovejas de su prado.


Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios.


¡Vengan, cantemos al Señor! Aclamemos con alegría a la Roca de nuestra salvación.


Cuando pienso en todo esto, caigo de rodillas y elevo una oración al Padre,


Pues tu Creador será tu marido; ¡el Señor de los Ejércitos Celestiales es su nombre! Él es tu Redentor, el Santo de Israel, el Dios de toda la tierra.


porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.


Ahora bien, Salomón había hecho una plataforma de bronce de dos metros con treinta centímetros de largo, dos metros con treinta centímetros de ancho y un metro con cuarenta centímetros de altura, y la había colocado en el centro del atrio exterior del templo. Se puso de pie sobre la plataforma y después se arrodilló frente a toda la comunidad de Israel y levantó las manos hacia el cielo.


Se alejó a una distancia como de un tiro de piedra, se arrodilló y oró:


De modo que, si sufren de la manera que agrada a Dios, sigan haciendo lo correcto y confíenle su vida a Dios, quien los creó, pues él nunca les fallará.


Dios creó todas las cosas por medio de él, y nada fue creado sin él.


A la hora del sacrificio, me levanté de donde había estado sentado haciendo duelo con mis ropas rasgadas. Caí de rodillas y levanté las manos al Señor mi Dios.


El Espíritu y la esposa dicen: «Ven». Que todos los que oyen esto, digan: «Ven». Todos los que tengan sed, vengan. Todo aquel que quiera, beba gratuitamente del agua de la vida.


Cuando regresamos al barco al final de esa semana, toda la congregación, incluidos las mujeres y los niños, salieron de la ciudad y nos acompañaron a la orilla del mar. Allí nos arrodillamos, oramos


Entonces, por fin el pueblo buscará a su Creador y volverá los ojos al Santo de Israel.


Los nómadas del desierto se inclinarán ante él; sus enemigos caerán a sus pies sobre el polvo.


Cuando Salomón terminó de elevar estas oraciones y peticiones al Señor, se puso de pie frente al altar del Señor, donde estaba arrodillado con las manos levantadas al cielo.


No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación.


Cayó de rodillas gritando: «¡Señor, no los culpes por este pecado!». Dicho eso, murió.


Se adelantó un poco más y cayó en tierra. Pidió en oración que, si fuera posible, pasara de él la horrible hora que le esperaba.


Durante cuarenta días y cuarenta noches ayunó y después tuvo mucha hambre.


Israel se olvidó de su Creador y construyó grandes palacios, y Judá fortificó sus ciudades. Por lo tanto, haré descender fuego sobre sus ciudades y quemaré sus fortalezas».


No dejes que la emoción de la juventud te lleve a olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas viejo y digas: «La vida ya no es agradable».


Oh Israel, alégrate de tu Creador. Oh pueblo de Jerusalén, regocíjate de tu Rey.


Sin embargo, no preguntan: “¿Dónde está Dios, mi Creador, el que da canciones en la noche?


Yo, Juan, soy el que vio y oyó todas estas cosas. Cuando las oí y las vi, me postré para adorar a los pies del ángel que me las mostró.


Cuando Pablo terminó de hablar, se arrodilló y oró con ellos.


«Vengan, volvámonos al Señor. Él nos despedazó, pero ahora nos sanará. Nos hirió, pero ahora vendará nuestras heridas.


—Te daré todo esto —dijo— si te arrodillas y me adoras.


Toda la asamblea adoró al Señor mientras los cantores entonaban los cánticos y las trompetas sonaban, hasta que se terminaron todas las ofrendas quemadas.


Luego el rey y todos los que estaban con él se inclinaron en adoración.


El rey Ezequías y los funcionarios ordenaron a los levitas que alabaran al Señor con los salmos escritos por David y por el vidente Asaf. De modo que ofrecieron alegres alabanzas y se inclinaron en adoración.


Tú me hiciste; me creaste. Ahora dame la sensatez de seguir tus mandatos.


Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre.


El Señor que te hizo y que te ayuda, dice: “No tengas miedo, oh Jacob, siervo mío, mi amado Israel, mi elegido.


Y a pesar de todo, oh Señor, eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú, el alfarero. Todos somos formados por tu mano.


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