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Salmos 94:16 - Biblia Nueva Traducción Viviente

16 ¿Quién me protegerá de los perversos? ¿Quién me defenderá de los malvados?

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Biblia Reina Valera 1960

16 ¿Quién se levantará por mí contra los malignos? ¿Quién estará por mí contra los que hacen iniquidad?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 ¿Quién por mí se alzará contra los malos, quién por mí enfrentará a los malhechores?

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 ¿Quién se levantará por mí contra los malignos? ¿Quién se mantendrá en pie por mí contra los que hacen iniquidad?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 ¿Quién se yergue por mí contra el malvado y se pone a mi lado contra los fautores de maldad?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 ¿Quién se levantará por mí contra los malignos? ¿Quién estará por mí contra los obradores de iniquidad?

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Salmos 94:16
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

“Que sean malditos los habitantes de Meroz —dijo el ángel del Señor—. Que sean completamente malditos, porque no vinieron para ayudar al Señor, para ayudar al Señor contra los poderosos guerreros”.


Por lo tanto, somos nosotros los que debemos apoyarlos y así ser sus colaboradores cuando enseñan la verdad.


»El que no está conmigo, a mí se opone, y el que no trabaja conmigo, en realidad, trabaja en mi contra.


»”Busqué a alguien que pudiera reconstruir la muralla de justicia que resguarda al país. Busqué a alguien que se pusiera en la brecha de la muralla para que yo no tuviera que destruirlos, pero no encontré a nadie.


«Corran por todas las calles de Jerusalén —dice el Señor—. Busquen arriba y abajo; ¡busquen por toda la ciudad! Si encuentran aunque sea a una sola persona justa y honrada, no destruiré la ciudad.


Estaba asombrado al ver que nadie intervenía para ayudar a los oprimidos. Así que yo mismo me interpuse para salvarlos con mi brazo fuerte, y mi ira me sostuvo.


Estaba asombrado al ver que nadie intervenía para ayudar a los oprimidos. Así que se interpuso él mismo para salvarlos con su brazo fuerte, sostenido por su propia justicia.


Rescátame de estos criminales; sálvame de estos asesinos.


¡Levántate, oh Señor! ¡Enfréntalos y haz que caigan de rodillas! ¡Con tu espada rescátame de los perversos!


Después de pensarlo bien, denuncié a esos nobles y a los funcionarios y les dije: «¡Ustedes perjudican a sus propios parientes al cobrar intereses cuando les piden dinero prestado!». Entonces convoqué a una reunión pública para tratar el problema.


Cuando Jehú salió de allí, encontró a Jonadab, hijo de Recab, quien venía a su encuentro. Después de saludarse, Jehú le dijo: —¿Me eres tan leal como yo lo soy contigo? —Sí, lo soy —contestó Jonadab. —Si lo eres —dijo Jehú—, entonces estréchame la mano. Jonadab le dio la mano y Jehú lo ayudó a subirse al carro.


Jehú levantó la vista, la vio en la ventana y gritó: «¿Quién está de mi lado?». Entonces dos o tres eunucos se asomaron a verlo.


Siempre que el arca salía, Moisés gritaba: «¡Levántate, oh Señor y que se dispersen tus enemigos! ¡Que huyan ante ti!»;


El Señor está de mi parte, por tanto, no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?


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