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Salmos 9:12 - Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Pues el vengador de los que son asesinados cuida de los indefensos; no pasa por alto el clamor de los que sufren.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos; No se olvidó del clamor de los afligidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Pues pide cuentas por la sangre vertida, se acuerda de los oprimidos y no olvida su clamor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Porque Aquél que demanda la sangre° se acordó de ellos, No ha olvidado el clamor de los humildes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Zain. Celebrad al Señor, que mora en Sión, proclamad entre las gentes sus acciones.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Cuando demanda la sangre, se acuerda de ellos; no se olvida del clamor de los humildes.

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Salmos 9:12
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Luego el Señor le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos.


En mi desesperación oré, y el Señor me escuchó; me salvó de todas mis dificultades.


Como derramaron la sangre de tu pueblo santo y de tus profetas, tú les has dado a beber sangre. Es su justa recompensa».


»Yo exigiré la sangre de cualquiera que le quite la vida a otra persona. Si un animal salvaje mata a una persona, ese animal debe morir; y cualquiera que asesine a otro ser humano debe morir.


¡Miren! El Señor viene del cielo para castigar a la gente de la tierra por sus pecados. La tierra no seguirá escondiendo a los asesinados; los sacará a la vista de todos.


Pues no ha pasado por alto ni ha tenido en menos el sufrimiento de los necesitados; no les dio la espalda, sino que ha escuchado sus gritos de auxilio.


Entonces los israelitas dejaron los dioses ajenos para servir al Señor, y él se entristeció a causa del sufrimiento que experimentaban.


Escuchará las oraciones de los desposeídos; no rechazará sus ruegos.


Señor, tú conoces las esperanzas de los indefensos; ciertamente escucharás sus clamores y los consolarás.


Pero tú ves los problemas y el dolor que causan; lo tomas en cuenta y los castigas. Los indefensos depositan su confianza en ti; tú defiendes a los huérfanos.


quien había llenado Jerusalén con sangre inocente. El Señor no perdonaba eso.


¡Mira! El clamor de los israelitas me ha llegado y he visto con cuánta crueldad abusan de ellos los egipcios.


Como consecuencia, se les hará responsables del asesinato de toda la gente justa de todos los tiempos, desde el asesinato del justo Abel hasta el de Zacarías, hijo de Berequías, a quien mataron en el templo, entre el santuario y el altar.


Rodeado de incontables millares de carros de guerra, el Señor llegó del monte Sinaí y entró en su santuario.


Recuerda que somos el pueblo que elegiste hace tanto tiempo, ¡la tribu a la cual redimiste como tu posesión más preciada! Y acuérdate de Jerusalén, tu hogar aquí en la tierra.


Allí quebró las flechas encendidas del enemigo, los escudos, las espadas y las armas de guerra. Interludio


Pues el Señor ha escogido a Jerusalén; ha querido que sea su hogar.


Yo y los hijos que el Señor me ha dado servimos como señales y advertencias a Israel de parte del Señor de los Ejércitos Celestiales, quien habita en su templo en el monte Sion.


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