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Salmos 79:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 ¿Por qué se les permite a las naciones paganas burlarse y preguntar: «Dónde está su Dios»? Muéstranos tu venganza contra las naciones, porque han derramado la sangre de tus siervos.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, La venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 ¿Quieres que digan los paganos: '¿Dónde está su Dios?' Que bajo nuestros ojos conozcan los paganos cómo cobras venganza de la sangre derramada de tus siervos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¿Por qué han de decir los gentiles: Dónde está su Dios? ¡Sea conocida entre las naciones, a nuestra vista, la venganza de la sangre derramada de tus siervos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¿Por qué habrían las gentes de decir: 'Dónde está su Dios?'. Que se deje sentir entre los pueblos, viéndolo nosotros, la venganza de la sangre derramada de siervos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Porque dirán las naciones: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria entre las naciones, delante de nuestros ojos, la venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.

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Salmos 79:10
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Sus insultos me parten los huesos. Se burlan diciendo: «¿Dónde está ese Dios tuyo?».


¡Oh cielo, alégrate del destino de ella, y también ustedes pueblo de Dios, apóstoles y profetas! Pues al fin Dios la ha juzgado por amor a ustedes.


Entonces mis enemigos verán que el Señor está de mi lado. Serán avergonzados los que se mofaban de mí diciendo: «Entonces, ¿dónde está el Señor, ese Dios tuyo?». Con mis propios ojos veré su ruina; como lodo en las calles serán pisoteados.


¿Por qué dejar que las naciones digan: «Dónde está el Dios de Israel»?


Oh Señor, Dios de venganza, oh Dios de venganza, ¡haz que tu gloriosa justicia resplandezca!


Día y noche solo me alimento de lágrimas, mientras que mis enemigos se burlan continuamente de mí diciendo: «¿Dónde está ese Dios tuyo?».


Cuando levante mi mano poderosa y saque a los israelitas, los egipcios sabrán que yo soy el Señor».


Te tomaré como pueblo mío y seré tu Dios. Entonces sabrás que yo soy el Señor tu Dios, quien te ha librado de la opresión de Egipto.


Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen», dice el Señor.


Que los sacerdotes, quienes sirven en la presencia del Señor, se levanten y lloren entre la entrada del templo y el altar. Que oren: «¡Perdona a tu pueblo, Señor! No permitas que tu preciada posesión se convierta en objeto de burla. No dejes que lleguen a ser la burla de los extranjeros incrédulos que dicen: “¿Los ha abandonado el Dios de Israel?”».


Mostraré cuán santo es mi gran nombre, el nombre que deshonraron entre las naciones. Cuando revele mi santidad por medio de ustedes ante los ojos de las naciones, dice el Señor Soberano, entonces ellas sabrán que yo soy el Señor.


Hagan que Babilonia sufra como nos hizo sufrir a nosotros —dice la gente de Sion—. Hagan que el pueblo de Babilonia pague por derramar nuestra sangre», dice Jerusalén.


Entonces, por fin, todos dirán: «Es verdad que hay recompensa para los que viven para Dios; es cierto que existe un Dios que juzga con justicia aquí en la tierra».


Al Señor lo conocen por su justicia; los malvados son presos de sus propias acciones. Interludio de silencio


»Alégrense con él, oh cielos, y que lo adoren todos los ángeles de Dios. Alégrense con su pueblo, oh gentiles, y que todos los ángeles se fortalezcan en él. Pues él vengará la sangre de sus hijos; cobrará venganza de sus enemigos. Dará su merecido a los que lo odian y limpiará la tierra de su pueblo».


Se me destroza el corazón al recordar cómo solían ser las cosas: yo caminaba entre la multitud de adoradores, encabezaba una gran procesión hacia la casa de Dios, cantando de alegría y dando gracias en medio del sonido de una gran celebración.


¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!


¡Oh, si irrumpieras desde el cielo y descendieras! ¡Cómo temblarían los montes en tu presencia!


»Le daré a Babilonia y a sus habitantes el pago que se merecen por todo el mal que le hizo a mi pueblo en Jerusalén», dice el Señor.


»Señor, mira todas sus maldades. Castígalos como me castigaste a mí por todos mis pecados. Son muchos mis gemidos y tengo el corazón enfermo de angustia».


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