Salmos 51:7 - Biblia Nueva Traducción Viviente

⁷ Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

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Biblia Reina Valera 1960

⁷ Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁷ Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁷ ¡Purifícame con hisopo° y seré limpio, Lávame, y quedaré más blanco que la nieve!

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁷ Mira que en la iniquidad he nacido y en la maldad me concibió mi madre.

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

⁷ Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.

Salmos 51:7 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា

1 Juan 1:7

Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado.

Isaías 1:18

»Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.

Apocalipsis 1:5

y de Jesucristo. Él es el testigo fiel de estas cosas, el primero en resucitar de los muertos y el gobernante de todos los reyes del mundo. Toda la gloria sea al que nos ama y nos ha libertado de nuestros pecados al derramar su sangre por nosotros.

Hebreos 9:19

Pues después de que Moisés había leído cada uno de los mandamientos de Dios a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y las cabras junto con agua, y roció tanto el libro de la ley de Dios como a todo el pueblo con ramas de hisopo y lana de color escarlata.

Éxodo 12:22

Dejen escurrir la sangre en una vasija, después tomen un manojo de ramas de hisopo y mójenlo en la sangre. Con el hisopo unten la sangre en la parte superior y en ambos lados del marco de la puerta de sus casas. Que nadie salga de la casa hasta la mañana,

Job 14:4

¿Quién podrá sacar pureza de una persona impura? ¡Nadie!

Salmos 58:4

Escupen veneno como serpientes mortíferas; son como cobras que se niegan a escuchar,

Juan 13:9

—¡Entonces, lávame también las manos y la cabeza, Señor, no solo los pies! —exclamó Simón Pedro.