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Salmos 46:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 ¡Las naciones se encuentran en un caos, y sus reinos se desmoronan! ¡La voz de Dios truena, y la tierra se derrite!

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Biblia Reina Valera 1960

6 Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Los pueblos bramaban, los reinos en marcha se ponían... El eleva su voz y el mundo se hunde.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Se conmocionan las naciones, Tambaléanse los reinos, Al dar su voz, se derrite la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Dios habita en medio de ella, no puede vacilar: Dios la auxilia al clarear de la mañana.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Bramaron las naciones, titubearon los reinos; dio Él su voz, se derritió la tierra.

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Salmos 46:6
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, toca la tierra y esta se derrite, y todos sus habitantes lloran. La tierra sube como el río Nilo en tiempo de inundaciones, y luego vuelve a hundirse.


Ante la presencia de Dios las montañas se estremecen y las colinas se derriten; la tierra tiembla y sus habitantes son destruidos.


Las montañas se derriten debajo de sus pies y se derraman sobre los valles como cera en el fuego, como agua que desciende de una colina.


El Señor va a la cabeza de la columna; con un grito los guía. Este es su ejército poderoso y ellos siguen sus órdenes. El día del Señor es algo imponente y pavoroso. ¿Quién lo podrá sobrevivir?


El Señor retumbó desde el cielo; la voz del Altísimo resonó en medio del granizo y de los carbones encendidos.


«Llegará el día —dice el Señor— en el que el grano y las uvas crecerán más rápido de lo que puedan ser cosechados. ¡Entonces los viñedos en las terrazas de las colinas de Israel destilarán vino dulce!


Esto es lo que vio y oyó: «¡La voz del Señor rugirá desde el monte Sion; su voz tronará desde Jerusalén! Los buenos pastizales de los pastores se secarán, y la hierba del monte Carmelo se marchitará y morirá».


»Ahora, profetiza todas estas cosas y diles: »“El Señor rugirá contra su propia tierra desde su santa morada en el cielo. Él gritará como los que pisan las uvas; gritará contra todos los habitantes de la tierra.


Las montañas se derriten como cera delante del Señor, delante del Señor de toda la tierra.


Canten al que cabalga por los cielos antiguos; su poderosa voz truena desde los cielos.


la tierra tembló y los cielos derramaron lluvia a raudales delante de ti, el Dios del Sinaí, delante de Dios, el Dios de Israel.


Después de esto, los ejércitos de los moabitas y de los amonitas, y algunos meunitas le declararon la guerra a Josafat.


«El Señor nos ha dado el territorio —dijeron—, pues toda la gente de esa tierra nos tiene pavor».


¡No es extraño que nuestro corazón esté lleno de temor! A nadie le queda valor para pelear después de oír semejantes cosas. Pues el Señor su Dios es el Dios supremo arriba, en los cielos, y abajo, en la tierra.


—Sé que el Señor les ha dado esta tierra. Todos tenemos miedo de ustedes. Cada habitante de esta tierra vive aterrorizado.


Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse.


»No, no les tengas miedo a esas naciones, porque el Señor tu Dios está contigo y él es Dios grande e imponente.


Por mi propia honra y por amor a mi siervo David, defenderé esta ciudad y la protegeré”».


Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sion; no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre.


El Señor de los Ejércitos Celestiales se moverá en el aire sobre Jerusalén y la protegerá como un ave protege su nido. Defenderá y salvará la ciudad; pasará sobre ella y la rescatará».


En cambio, verán a Sion como lugar de festivales sagrados; verán a Jerusalén, una ciudad tranquila y segura. Será como una carpa con las sogas tensas y con las estacas firmemente clavadas.


»El perímetro total de la ciudad tendrá una extensión de nueve kilómetros con seiscientos metros y desde ese día, el nombre de la ciudad será: “El Señor está allí”».


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