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Salmos 46:5 - Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Dios habita en esa ciudad; no puede ser destruida. En cuanto despunte el día, Dios la protegerá.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Dios está en ella, no puede ceder, Dios la socorre al despuntar la aurora.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 ’Elohim está en medio de ella, no será conmovida, ’Elohim la ayudará al clarear la mañana.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Un río: sus corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa entre las moradas del Altísimo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Dios está en medio de ella; no será conmovida: Dios la ayudará al clarear la mañana.

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Salmos 46:5
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces yo mismo seré un muro de fuego protector alrededor de Jerusalén, dice el Señor. ¡Y seré la gloria dentro de la ciudad!”.


Entonces sabrán que yo estoy en medio de mi pueblo Israel, que yo soy el Señor su Dios, y que no hay otro. Nunca más mi pueblo será avergonzado.


Pues el Señor quitará su mano de juicio y dispersará a los ejércitos de tus enemigos. ¡El Señor mismo, el Rey de Israel, vivirá en medio de ti! Por fin, se habrán terminado tus aflicciones y nunca jamás temerás el desastre.


El Señor me dijo: «Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono y el lugar donde pondré los pies. Viviré aquí para siempre, entre los israelitas. Ni ellos ni sus reyes volverán a profanar mi santo nombre cometiendo adulterio al rendir culto a otros dioses y honrando las reliquias de sus reyes ya muertos.


¡Que todos los habitantes de Jerusalén griten sus alabanzas con alegría! Pues grande es el Santo de Israel, que vive en medio de ustedes».


Solo él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde jamás seré sacudido.


A estas personas no las vencerá el mal; a los rectos se los recordará por mucho tiempo.


Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos.


»Ahora dice el Señor: regresaré al monte Sion y viviré en Jerusalén. Entonces Jerusalén se llamará la Ciudad Fiel; el monte del Señor de los Ejércitos Celestiales se llamará Monte Santo.


Que dejen ya de rendir culto a otros dioses y de honrar las reliquias de sus reyes, y yo viviré entre ellos para siempre.


Solo él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde no seré sacudido.


El campamento debe ser santo, porque el Señor tu Dios se mueve dentro de él para protegerte y derrotar a tus enemigos. Ten cuidado de que él no vea nada vergonzoso en medio de ti, o se alejará de tu lado.


El Señor los ayuda; los rescata de los malvados. Él salva a los justos, y ellos encuentran refugio en él.


No, no desataré mi ira feroz. No destruiré por completo a Israel, ya que no soy un simple mortal, soy Dios. Yo soy el Santo que vive entre ustedes y no vendré a destruir.


Pues su ira dura solo un instante, ¡pero su favor perdura toda una vida! El llanto podrá durar toda la noche, pero con la mañana llega la alegría.


Les digo, ¡él pronto les hará justicia! Pero cuando el Hijo del Hombre regrese, ¿a cuántas personas con fe encontrará en la tierra?».


Hazme oír cada mañana acerca de tu amor inagotable, porque en ti confío. Muéstrame por dónde debo andar, porque a ti me entrego.


Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sion; no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre.


Cuando ascendiste a las alturas, llevaste a una multitud de cautivos; recibiste regalos de la gente, incluso de quienes se rebelaron contra ti. Ahora el Señor Dios vivirá allí, en medio de nosotros.


»Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Éfeso. Este es el mensaje de aquel que tiene las siete estrellas en la mano derecha, del que camina en medio de los siete candelabros de oro:


Entonces, cuando el sol comenzaba a salir, Moisés extendió su mano sobre el mar y las aguas volvieron con fuerza a su estado normal. Los egipcios trataron de escapar, pero el Señor los arrastró al mar.


Pero poco antes del amanecer, el Señor miró al ejército egipcio desde la columna de fuego y de nube, y causó gran confusión en sus fuerzas de combate.


En mi visión, el hombre me llevó nuevamente a la entrada del templo. Allí vi una corriente de agua que fluía hacia el oriente por debajo de la puerta del templo y pasaba por la derecha de la parte sur del altar.


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