Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Salmos 44:3 - Biblia Nueva Traducción Viviente

3 No fue con sus espadas que conquistaron la tierra, ni sus brazos fuertes les dieron la victoria. Fueron tu mano derecha y tu brazo fuerte y la luz cegadora de tu rostro que los ayudaron, porque los amabas.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

3 Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

3 No conquistó al país su propia espada, ni su brazo los hizo vencedores, sino que fueron tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro, porque los amabas.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

3 Aunque no por su espada heredaron la tierra, ni su brazo les dio la victoria, Sino tu diestra, tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complacías en ellos.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Tú mismo, con tu mano, desposeíste pueblos, a fin de establecerlos, maltrataste naciones para hacerles espacio.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Salmos 44:3
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y envié terror antes de que llegaras, para expulsar a los dos reyes amorreos. No fueron tus espadas ni tus arcos los que te dieron la victoria.


Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos.


Entonces me dijo: —El Señor dice a Zorobabel: “No es por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Con tu fuerte brazo, redimiste a tu pueblo, los descendientes de Jacob y de José. Interludio


Ahora sé que el Señor rescata a su rey ungido. Le responderá desde su santo cielo y lo rescatará con su gran poder.


Sin embargo, el Señor eligió a tus antepasados para darles su amor. Y a ti, que eres su descendencia, te eligió de entre todas las naciones, como se ve hoy.


terror y espanto caen sobre ellos. El poder de tu brazo los deja sin vida, como una piedra, hasta que tu pueblo haya pasado, oh Señor, hasta que haya pasado el pueblo que compraste.


¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!


¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y


El Señor no abandonará a su pueblo, porque eso traería deshonra a su gran nombre. Pues le agradó al Señor hacerlos su pueblo.


¿Por qué contienes tu fuerte brazo derecho? Descarga tu poderoso puño y destrúyelos.


Muéstrame tu amor inagotable de maravillosas maneras. Con tu gran poder rescatas a los que buscan refugiarse de sus enemigos.


Muchos dicen: «¿Quién nos mostrará tiempos mejores?». Haz que tu rostro nos sonría, oh Señor.


Si el Señor se agrada de nosotros, él nos llevará a salvo a esa tierra y nos la entregará. Es una tierra fértil, donde fluyen la leche y la miel.


¿Dónde está aquel que manifestó su poder cuando Moisés levantó su mano, el que dividió el mar delante de ellos y se hizo famoso para siempre?


Somos cortados y quemados por nuestros enemigos; que perezcan al ver tu ceño fruncido.


Hoy sabrán que el Dios viviente está entre ustedes. Sin lugar a dudas, él expulsará a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los gergeseos, a los amorreos y a los jebuseos de delante de ustedes.


¿Qué otra nación sobre la tierra es como tu pueblo Israel? ¿Qué otra nación, oh Dios, has redimido de la esclavitud para que sea tu pueblo? Te hiciste un gran nombre cuando redimiste a tu pueblo de Egipto. Realizaste imponentes milagros y expulsaste a las naciones y a los dioses que le impidieron el paso.


Oh Dios nuestro, ¿acaso no expulsaste a los que vivían en esta tierra cuando llegó tu pueblo Israel? ¿Acaso no les diste esta tierra para siempre a los descendientes de tu amigo Abraham?


A su paso expulsó a las naciones de esa tierra, la cual repartió por sorteo a su pueblo como herencia y estableció a las tribus de Israel en sus hogares.


Limpiaste el terreno para nosotros, y echamos raíces y llenamos la tierra.


Ha mostrado su gran poder a su pueblo al entregarle las tierras de otras naciones.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម