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Salmos 43:2 - Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Pues tú eres Dios, mi único refugio seguro. ¿Por qué me hiciste a un lado? ¿Por qué tengo que andar angustiado, oprimido por mis enemigos?

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Biblia Reina Valera 1960

2 Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Si tú eres el Dios de mi refugio: ¿por qué me desamparas? ¿por qué tengo que andar tan afligido bajo la presión del enemigo?

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Pues Tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿Por qué me has desechado? ¿Por qué ando afligido por la opresión del enemigo?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Tú eres, en verdad, mi divino refugio. ¿Por qué, pues, me rechazas? ¿Por qué tendré que andar sombrío, con la opresión del adversario?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?

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Salmos 43:2
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

«¡Oh Dios, roca mía! —clamo—, ¿por qué me has olvidado? ¿Por qué tengo que andar angustiado, oprimido por mis enemigos?».


El Señor es mi fortaleza y mi escudo; confío en él con todo mi corazón. Me da su ayuda y mi corazón se llena de alegría; prorrumpo en canciones de acción de gracias.


Una palabra final: sean fuertes en el Señor y en su gran poder.


En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán.


El Señor no rechazará a su pueblo; no abandonará a su posesión más preciada.


Pero ahora nos hiciste a un lado en deshonra; ya no estás al frente de nuestros ejércitos en batalla.


Mediante mi poder haré fuerte a mi pueblo, y por mi autoridad irán a donde quieran. ¡Yo, el Señor, he hablado!».


La gente declarará: «El Señor es la fuente de mi justicia y de mi fortaleza». Y todos los que estaban enojados con él se le acercarán y quedarán avergonzados.


Oh Señor Soberano, tú eres el poderoso que me rescató. Tú me protegiste en el día de la batalla.


¿Me habrá rechazado para siempre el Señor? ¿Nunca más volverá a ser bondadoso conmigo?


Y ahora, en mi vejez, no me hagas a un lado; no me abandones cuando me faltan las fuerzas.


»Y tú, Salomón, hijo mío, aprende a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón y con una mente dispuesta. Pues el Señor ve cada corazón y conoce todo plan y pensamiento. Si lo buscas, lo encontrarás; pero si te apartas de él, te rechazará para siempre.


El Señor es mi fuerza y mi canción; él me ha dado la victoria. Él es mi Dios, y lo alabaré; es el Dios de mi padre, ¡y lo exaltaré!


Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.


Rescátame de la trampa que me tendieron mis enemigos, porque solo en ti encuentro protección.


Sus insultos me parten los huesos. Se burlan diciendo: «¿Dónde está ese Dios tuyo?».


Desde mi juventud, estoy enfermo y al borde de la muerte. Me encuentro indefenso y desesperado ante tus terrores.


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