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Salmos 38:2 - Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Tus flechas me han herido muy adentro y tus golpes me aplastan.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Porque tus saetas cayeron sobre mí, Y sobre mí ha descendido tu mano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Pues tus flechas en mí se han clavado, y tu mano se ha cargado sobre mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Porque tus saetas se han clavado en mí, Y tu mano ha descendido sobre mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Ah Señor, no me acuses en tu ira y en tu furor no me reprendas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Porque tus saetas cayeron sobre mí, y sobre mí ha descendido tu mano.

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Salmos 38:2
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí; mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Interludio


Pues el Todopoderoso me ha derribado con sus flechas; y el veneno de ellas infecta mi espíritu. Los terrores de Dios están alineados contra mí.


Tensó su arco y me hizo el blanco de sus flechas.


Pero Dios mismo les lanzará sus flechas y los herirá de repente.


Pues se darán vuelta y saldrán corriendo cuando vean que tus flechas apuntan hacia ellos.


Si cruzan la frontera de nuestra tierra y van hacia Bet-semes, sabremos que fue el Señor quien trajo este terrible desastre sobre nosotros. Si no la cruzan, sabremos que no fue la mano de Dios que causó esta plaga; más bien sucedió por pura casualidad.


Entonces el pueblo volvió a llamar a los gobernantes filisteos y les suplicó: «¡Por favor, regresen el arca del Dios de Israel a su propio país, o nos matará a todos!». Pues ya había comenzado la plaga mortal enviada por Dios, y un gran temor se apoderaba del pueblo.


Entonces la mano dura del Señor hirió a la gente de Asdod y de las aldeas cercanas con una plaga de tumores.


¿Esperarían ustedes hasta que ellos crecieran y se negarían a casarse con algún otro? ¡Por supuesto que no, hijas mías! La situación es mucho más amarga para mí que para ustedes, porque el Señor mismo ha levantado su puño contra mí.


El Señor los hirió hasta que todos quedaron eliminados de la comunidad.


Ten compasión de mí, Señor, porque soy débil; sáname, Señor, porque mis huesos agonizan.


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