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Salmos 37:40 - Biblia Nueva Traducción Viviente

40 El Señor los ayuda; los rescata de los malvados. Él salva a los justos, y ellos encuentran refugio en él.

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Biblia Reina Valera 1960

40 Jehová los ayudará y los librará; Los libertará de los impíos, y los salvará, Por cuanto en él esperaron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

40 El Señor los ayuda y los libera, salva a cuantos confiaron en él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

40 YHVH los ayuda y los libra, Los liberta de los malvados y los salva, Porque se han refugiado en Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 El Señor lo socorre y lo rescata, lo libra del impío y lo preserva, por haber buscado en él refugio.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

40 Y Jehová los ayudará y los librará; los librará de los impíos y los salvará, por cuanto en Él confiaron.

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Salmos 37:40
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor de los Ejércitos Celestiales se moverá en el aire sobre Jerusalén y la protegerá como un ave protege su nido. Defenderá y salvará la ciudad; pasará sobre ella y la rescatará».


Clamaron a Dios durante la batalla, y él contestó su oración porque confiaron en él. De modo que derrotaron a los agarenos y a todos sus aliados.


El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. No tenía ningún rasguño, porque había confiado en su Dios.


Entonces Nabucodonosor dijo: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego! Envió a su ángel para rescatar a sus siervos que confiaron en él. Desafiaron el mandato del rey y estuvieron dispuestos a morir en lugar de servir o rendir culto a otro dios que no fuera su propio Dios.


Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su majestad;


Yo seré su Dios durante toda su vida, hasta que tengan canas por la edad. Yo los hice y cuidaré de ustedes; yo los sostendré y los salvaré.


Sabemos que los hijos de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque el Hijo de Dios los mantiene protegidos, y el maligno no puede tocarlos.


Cuando los malvados vengan a devorarme, cuando mis enemigos y adversarios me ataquen, tropezarán y caerán.


¡Levántate, oh Señor! ¡Enfréntalos y haz que caigan de rodillas! ¡Con tu espada rescátame de los perversos!


Pues el Señor protege los huesos de los justos; ¡ni uno solo es quebrado!


No digas: «Me voy a vengar de este mal»; espera a que el Señor se ocupe del asunto.


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