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Salmos 30:7 - Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Tu favor, oh Señor, me hizo tan firme como una montaña; después te apartaste de mí, y quedé destrozado.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte. Escondiste tu rostro, fui turbado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Por tu favor, Señor, yo me mantenía como plantado en montes poderosos; apenas escondiste tu rostro, vacilé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Porque con tu favor, oh YHVH, Me habías afirmado como un monte fuerte. Escondiste tu rostro, fui turbado;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Yo me digo, seguro: 'Jamás pereceré'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Jehová, por tu favor has hecho que mi montaña permanezca fuerte. Escondiste tu rostro, y fui conturbado.

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Salmos 30:7
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero si te alejas de ellos, se llenan de pánico. Cuando les quitas el aliento, mueren y vuelven otra vez al polvo.


Ven pronto, Señor, y respóndeme, porque mi abatimiento se profundiza. No te apartes de mí, o moriré.


Tú eres la fuerza gloriosa de ellos. A ti te agrada hacernos fuertes.


Me sacó del foso de desesperación, del lodo y del fango. Puso mis pies sobre suelo firme y a medida que yo caminaba, me estabilizó.


Pues su ira dura solo un instante, ¡pero su favor perdura toda una vida! El llanto podrá durar toda la noche, pero con la mañana llega la alegría.


Pues tú bendices a los justos, oh Señor; los rodeas con tu escudo de amor.


Me diste vida y me mostraste tu amor inagotable, y con tu cuidado preservaste mi vida.


Entonces mi enojo arderá contra ellos. Los abandonaré, esconderé mi rostro de ellos, y serán devorados. Pasarán terribles dificultades y, en aquel día, dirán: “¡Estas calamidades nos han ocurrido porque Dios ya no está entre nosotros!”.


Sí, esta angustia ha sido buena para mí, porque me has rescatado de la muerte y has perdonado todos mis pecados.


a causa de tu enojo y de tu ira, pues me levantaste y me echaste.


No fue con sus espadas que conquistaron la tierra, ni sus brazos fuertes les dieron la victoria. Fueron tu mano derecha y tu brazo fuerte y la luz cegadora de tu rostro que los ayudaron, porque los amabas.


Oh Señor, ¿por qué permaneces tan distante? ¿Por qué te escondes cuando estoy en apuros?


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