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Salmos 3:7 - Biblia Nueva Traducción Viviente

7 ¡Levántate, oh Señor! ¡Rescátame, Dios mío! ¡Abofetea a todos mis enemigos! ¡Destroza los dientes de los malvados!

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Biblia Reina Valera 1960

7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, oh Dios mío! Tú golpeas en la cara a mis enemigos y a los malvados les rompes los dientes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 ¡Levántate, oh YHVH, y sálvame Dios mío! Porque Tú eres el que golpea a todos mis enemigos en la mejilla, Y quebrantas los dientes de los malvados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Yo no temo las populosas multitudes, apostadas, en torno, contra mí.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Levántate, oh Jehová; sálvame, oh Dios mío; porque tú has herido a todos mis enemigos en la quijada; has quebrado los dientes de los malos.

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Salmos 3:7
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¡Quiébrales los colmillos, oh Dios! ¡Destrózales las mandíbulas a estos leones, oh Señor!


Rompía la cara de los opresores incrédulos y arrancaba a sus víctimas de entre sus dientes.


La gente me abuchea y se ríe de mí. Con desprecio me dan bofetadas en la mejilla, y una turba se junta en mi contra.


Oh Señor, Dios de los Ejércitos Celestiales, el Dios de Israel, despierta y castiga a esas naciones hostiles; no tengas misericordia de los traidores malvados. Interludio


¡Levántate, oh Señor! ¡Castiga a los malvados, oh Dios! ¡No te olvides de los indefensos!


¡Despierta, oh Señor, despierta! ¡Vístete de fuerza! ¡Mueve tu poderoso brazo derecho! Levántate como en los días de antaño, cuando mataste a Egipto, al dragón del Nilo.


¡Levántate, oh Señor, con enojo! ¡Hazle frente a la furia de mis enemigos! ¡Despierta, Dios mío, y trae justicia!


Vuelve, oh Señor, y rescátame; por tu amor inagotable, sálvame.


Que vuelvan la otra mejilla a aquellos que los golpean y que acepten los insultos de sus enemigos.


Te levantas para juzgar a los que hacen lo malo, oh Dios, y para rescatar a los oprimidos de la tierra. Interludio


¿Por qué contienes tu fuerte brazo derecho? Descarga tu poderoso puño y destrúyelos.


¡Despierta, oh Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre.


¡Despierta! ¡Levántate en mi defensa! Toma mi caso, Dios mío y Señor mío.


El Señor responde: «He visto violencia contra los indefensos y he oído el gemir de los pobres. Ahora me levantaré para rescatarlos como ellos anhelaron que hiciera».


¡Qué aflicción te espera a ti que les dices a ídolos de madera: “Despierten y sálvennos!”. A imágenes de piedra, mudas, dices: “¡Levántense y enséñennos!”. ¿Podrá un ídolo decirte qué hacer? Aunque estén recubiertos de oro y plata, por dentro no tienen vida.


La batalla se extendió con furor por todo el campo, y perecieron en el bosque más hombres que los que murieron a espada.


Aunque un ejército poderoso me rodee, mi corazón no temerá. Aunque me ataquen, permaneceré confiado.


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