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Salmos 26:8 - Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Amo tu santuario, Señor, el lugar donde habita tu gloriosa presencia.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Señor, cuánto amo la casa en que moras, y el lugar donde reside tu gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Oh YHVH, yo amo la Casa donde habitas, Y el lugar donde reside tu gloria.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Amo, Señor, la casa donde habitas, el lugar de la morada de tu gloria.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar donde tu gloria habita.

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Salmos 26:8
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

—¿Pero por qué tuvieron que buscarme? —les preguntó—. ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?


Tres días después, por fin lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros religiosos, escuchándolos y haciéndoles preguntas.


Y Ezequías había preguntado: «¿Qué señal probará que iré al templo del Señor?».


Imagínense: el Señor está dispuesto a sanarme. Cantaré sus alabanzas con instrumentos todos los días de mi vida en el templo del Señor.


Por amor a la casa del Señor nuestro Dios, buscaré lo mejor para ti, oh Jerusalén.


Un solo día en tus atrios ¡es mejor que mil en cualquier otro lugar! Prefiero ser un portero en la casa de mi Dios que vivir la buena vida en la casa de los perversos.


Se me destroza el corazón al recordar cómo solían ser las cosas: yo caminaba entre la multitud de adoradores, encabezaba una gran procesión hacia la casa de Dios, cantando de alegría y dando gracias en medio del sonido de una gran celebración.


Los sacerdotes no pudieron seguir con la celebración a causa de la nube, porque la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo de Dios.


»Ahora, debido a la devoción que tengo por el templo de mi Dios, entrego todos mis propios tesoros de oro y de plata para ayudar en la construcción. Esto es además de los materiales de construcción que ya he reunido para su santo templo.


Luego el rey le dio instrucciones a Sadoc para que regresara el arca de Dios a la ciudad: «Si al Señor le parece bien —dijo David—, me traerá de regreso para volver a ver el arca y el tabernáculo;


Cuando Salomón terminó de orar, cayó fuego del cielo que consumió los sacrificios y las ofrendas quemadas, y la gloriosa presencia del Señor llenó el templo.


Los sacerdotes no podían entrar en el templo del Señor porque la gloriosa presencia del Señor lo llenaba.


Luego el Espíritu me levantó y oí detrás de mí un fuerte ruido que retumbaba. (¡Alabada sea la gloria del Señor en su lugar!).


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