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Salmos 22:5 - Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Clamaron a ti, y los salvaste; confiaron en ti y nunca fueron avergonzados.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 A ti clamaban y quedaban libres, su espera puesta en ti no fue fallida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Clamaron a ti, y fueron librados, Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 A ti se abandonaron nuestros padres, se abandonaron, y tú los liberaste;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron avergonzados.

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Salmos 22:5
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Como nos dicen las Escrituras: «Todo el que confíe en él jamás será avergonzado».


Reyes y reinas te servirán y atenderán a todas tus necesidades. Se inclinarán hasta el suelo ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Entonces sabrás que yo soy el Señor. Los que confían en mí nunca serán avergonzados».


Dios se lo advirtió en las Escrituras cuando dijo: «Pongo en Jerusalén una piedra que hace tropezar a muchos, una roca que los hace caer. Pero todo el que confíe en él jamás será avergonzado».


Como dicen las Escrituras: «Pongo en Jerusalén una piedra principal, elegida para gran honra, y todo el que confíe en él jamás será avergonzado».


Pero el Señor salvará al pueblo de Israel con salvación eterna; por los siglos de los siglos, nunca más será humillado ni avergonzado.


Aun así, él sintió compasión por la angustia de ellos y escuchó sus clamores.


Oh Señor, a ti acudo en busca de protección; no permitas que me avergüencen.


Oh Señor, a ti acudo en busca de protección; no dejes que me avergüencen. Sálvame, porque tú haces lo correcto.


Así que Israel se moría de hambre en manos de los madianitas. Entonces los israelitas clamaron al Señor por ayuda.


Sísara, quien tenía novecientos carros de guerra hechos de hierro, oprimió a los israelitas sin piedad durante veinte años, hasta que el pueblo de Israel clamó al Señor por ayuda.


Clamaron a Dios durante la batalla, y él contestó su oración porque confiaron en él. De modo que derrotaron a los agarenos y a todos sus aliados.


Todos los que los encontraban los devoraban. Sus enemigos decían: “No hicimos nada malo al atacarlos porque ellos pecaron contra el Señor, quien es su verdadero lugar de descanso y la esperanza de sus antepasados”.


Entonces Nabucodonosor dijo: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego! Envió a su ángel para rescatar a sus siervos que confiaron en él. Desafiaron el mandato del rey y estuvieron dispuestos a morir en lugar de servir o rendir culto a otro dios que no fuera su propio Dios.


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