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Salmos 21:9 - Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Cuando te manifiestes, los arrojarás a un horno en llamas. En su enojo el Señor los consumirá; el fuego los devorará.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; Jehová los deshará en su ira, Y fuego los consumirá.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 los dejarás, en cuanto te presentes, como si estuvieran en un horno. El Señor, en su ira, se los engullirá y un fuego los devorará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Los convertirás en horno abrasador en el tiempo de tu ira, YHVH los tragará en su ira, y el fuego los consumirá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Tu mano alcanzará todos tus enemigos, tu derecha a cuantos te aborrecen.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Los harás como un horno ardiente en el tiempo de tu ira: Jehová los tragará en su ira, y el fuego los devorará.

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Salmos 21:9
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: «El día del juicio se acerca, ardiente como un horno. En aquel día el arrogante y el perverso serán quemados como paja. Serán consumidos, desde las raíces hasta las ramas.


Nuestro Dios se acerca, pero no en silencio. A su paso el fuego devora todo lo que encuentra, y a su alrededor se desata una gran tormenta.


De su nariz salía humo a raudales; de su boca saltaban violentas llamas de fuego. Carbones encendidos se disparaban de él.


en llamas de fuego, y traerá juicio sobre los que no conocen a Dios y sobre los que se niegan a obedecer la Buena Noticia de nuestro Señor Jesús.


El Señor ha destruido sin misericordia todas las casas en Israel. En su enojo derribó las murallas protectoras de la bella Jerusalén. Las derrumbó hasta el suelo y deshonró al reino y a sus gobernantes.


¿Quién podrá quedar en pie ante su ira feroz? ¿Quién podrá sobrevivir ante su furia abrasadora? Su furor arde como el fuego, y ante él las montañas se desmenuzan.


Oh Señor, ellos no prestan ninguna atención a tu puño levantado. Demuéstrales tu fervor por defender a tu pueblo; entonces quedarán avergonzados. Que tu fuego consuma a tus enemigos.


Sométanse al hijo de Dios, no sea que se enoje y sean destruidos en plena actividad, porque su ira se enciende en un instante. ¡Pero qué alegría para todos los que se refugian en él!


Después los reprende con enojo; los aterroriza con su intensa furia.


Pues mi enojo arde como el fuego y quema hasta las profundidades de la tumba. Devora la tierra y todos sus cultivos y enciende hasta los cimientos de las montañas.


Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la segunda muerte.


De su boca salía una espada afilada para derribar a las naciones. Él las gobernará con vara de hierro y desatará el furor de la ira de Dios, el Todopoderoso, como el jugo que corre del lagar.


al tratar de impedir que prediquemos la Buena Noticia de salvación a los gentiles. Cuando hacen esto siguen amontonando sus pecados, pero la ira de Dios por fin los ha alcanzado.


»Y ellos irán al castigo eterno, pero los justos entrarán en la vida eterna.


»Luego el Rey se dirigirá a los de la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios !


»El rey se puso furioso, y envió a su ejército para destruir a los asesinos y quemar su ciudad.


y arrojarán a los malos en el horno ardiente, donde habrá llanto y rechinar de dientes.


Y los ángeles los arrojarán al horno ardiente, donde habrá llanto y rechinar de dientes.


Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».


Ahora mismo el hacha del juicio de Dios está lista para cortar las raíces de los árboles. Así es, todo árbol que no produzca buenos frutos será cortado y arrojado al fuego.


Por esa causa la tierra se abrió; se tragó a Datán y enterró a Abiram junto con los otros rebeldes.


pesarían más que toda la arena del mar. Por eso hablé impulsivamente.


Miró al otro lado de la llanura, hacia Sodoma y Gomorra, y vio que subían columnas de humo desde las ciudades como si fuera el humo de un horno.


Que el Dios que eligió la ciudad de Jerusalén como el lugar donde se dé honra a su nombre destruya a cualquier rey o nación que viole este mandato y destruya este templo. »Yo, Darío, he emitido el presente decreto. Que se obedezca al pie de la letra».


Los herí de muerte para que no pudieran levantarse; cayeron debajo de mis pies.


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