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Salmos 19:12 - Biblia Nueva Traducción Viviente

12 ¿Cómo puedo conocer todos los pecados escondidos en mi corazón? Límpiame de estas faltas ocultas.

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Biblia Reina Valera 1960

12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Pero, ¿quién repara en sus deslices? Límpiame de los que se me escapan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¿Quién discernirá sus propios errores? Declárame inocente de los que me son ocultos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Iluminan a tu siervo y en su guarda hay gran provecho.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.

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Salmos 19:12
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Despliegas nuestros pecados delante de ti —nuestros pecados secretos— y los ves todos.


Enséñenme, y me quedaré callado; muéstrenme en qué me equivoqué.


»El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?


Pues me rodean las dificultades, ¡son demasiadas para contar! Es tal la acumulación de mis pecados que no puedo ver una salida. Suman más que los cabellos de mi cabeza y he perdido toda mi valentía.


Tengo la conciencia limpia, pero eso no demuestra que yo tenga razón. Es el Señor mismo quien me evaluará y tomará la decisión.


Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado.


Pero solo el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo y lo hacía una sola vez al año; y siempre ofrecía sangre por sus propios pecados y por los pecados que el pueblo cometía por ignorancia.


Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí; ¡es tan elevado que no puedo entenderlo!


Estamos todos infectados por el pecado y somos impuros. Cuando mostramos nuestros actos de justicia, no son más que trapos sucios. Como las hojas del otoño, nos marchitamos y caemos, y nuestros pecados nos arrasan como el viento.


Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; conoces mis pensamientos, aun cuando me encuentro lejos.


Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados.


Aunque nuestros pecados nos abruman, tú los perdonas todos.


Luego el Señor le dijo a Moisés: «Sube al monte para encontrarte conmigo. Espera allí, y te daré las tablas de piedra en las que he escrito las instrucciones y los mandatos para que puedas enseñar al pueblo».


¡Oh, si siempre tuvieran un corazón así, si estuvieran dispuestos a temerme y a obedecer todos mis mandatos! Entonces siempre les iría bien a ellos y a sus descendientes.


Así que Moisés le dijo al pueblo: «Asegúrense de obedecer todos los mandatos del Señor su Dios y de seguir sus instrucciones al pie de la letra.


Los que desprecian el consejo buscan problemas; los que respetan un mandato tendrán éxito.


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