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Salmos 18:9 - Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Abrió los cielos y descendió; había oscuras nubes de tormenta debajo de sus pies.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Inclinó los cielos, y descendió; Y había densas tinieblas debajo de sus pies.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 El inclinó los cielos y descendió, con una densa nube bajo sus pies.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Inclinó los cielos, y descendió, Con densas tinieblas bajo sus pies,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 De su nariz exhala humo, de su boca, un fuego que devora, todo él carbones encendidos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Inclinó también los cielos, y descendió; y densa oscuridad había debajo de sus pies.

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Salmos 18:9
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

«No hay nadie como el Dios de Israel. Él cabalga por el firmamento para ir en tu ayuda, a través de los cielos, con majestuoso esplendor.


Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse.


Pero el día del Señor llegará tan inesperadamente como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán con un terrible estruendo, y los mismos elementos se consumirán en el fuego, y la tierra con todo lo que hay en ella quedará sometida a juicio.


Cuando Dios habló desde el monte Sinaí, su voz hizo temblar la tierra, pero ahora él hace otra promesa: «Una vez más, haré temblar no solo la tierra, sino también los cielos».


Jesús contestó: —Ahora no entiendes lo que hago, pero algún día lo entenderás.


Al mediodía, la tierra se llenó de oscuridad hasta las tres de la tarde.


»Inmediatamente después de la angustia de esos días, “El sol se oscurecerá, la luna no dará luz, las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos” .


La voz del Señor pronto rugirá desde Sion y tronará desde Jerusalén, y los cielos y la tierra temblarán; pero el Señor será un refugio para su pueblo, una fortaleza firme para el pueblo de Israel.


Abrió los cielos y descendió; había oscuras nubes de tormenta debajo de sus pies.


Levanten los ojos a los altos cielos y miren la tierra abajo. Pues los cielos desaparecerán como humo y la tierra se gastará como una prenda de vestir. Los habitantes de la tierra morirán como moscas, pero mi salvación permanece para siempre; mi reinado de justicia nunca tendrá fin.


¡Canten alabanzas a Dios y a su nombre! Canten alabanzas en alta voz al que cabalga sobre las nubes. Su nombre es el Señor; ¡alégrense en su presencia!


El monte Sinaí estaba totalmente cubierto de humo, porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Nubes de humo subían al cielo como el humo que sale de un horno de ladrillos, y todo el monte se sacudía violentamente.


Nuestro Dios se acerca, pero no en silencio. A su paso el fuego devora todo lo que encuentra, y a su alrededor se desata una gran tormenta.


Fuego se extiende delante de él y calcina a todos sus enemigos.


Miren, el Señor viene con fuego, y sus veloces carros de guerra retumban como un torbellino. Él traerá castigo con la furia de su ira y con el ardiente fuego de su dura reprensión.


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