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Salmos 18:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Pero en mi angustia, clamé al Señor; sí, oré a mi Dios para pedirle ayuda. Él me oyó desde su santuario; mi clamor llegó a sus oídos.

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Biblia Reina Valera 1960

6 En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 En mi angustia yo invoqué al Señor, y clamé a mi Dios. Mi clamor llegó hasta sus oídos y desde su Templo oyó mi voz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 En mi angustia invoqué a YHVH, clamé a mi Dios; Y Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor delante de su presencia llegó a sus oídos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 me rodean los brazos del seol, me preceden los cepos de la muerte.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios: Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de Él, a sus oídos.

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Salmos 18:6
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Luego llámame cuando tengas problemas, y yo te rescataré, y tú me darás la gloria».


Pero en mi angustia, clamé al Señor; sí, clamé a Dios por ayuda. Él me oyó desde su santuario; mi clamor llegó a sus oídos.


Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno; sus oídos están abiertos a sus gritos de auxilio.


Llevé mis problemas al Señor; clamé a él, y respondió a mi oración.


Pero, mientras Pedro estaba en la cárcel, la iglesia oraba fervientemente por él.


Luego los sacerdotes y los levitas se pusieron de pie y bendijeron al pueblo, y Dios escuchó su oración desde su santa morada en el cielo.


Con el paso de los años, el rey de Egipto murió; pero los israelitas seguían gimiendo bajo el peso de la esclavitud. Clamaron por ayuda, y su clamor subió hasta Dios,


Pero el Señor está en su santo templo. Que toda la tierra guarde silencio delante de él».


Pero el Señor está en su santo templo; el Señor aún gobierna desde el cielo. Observa de cerca a cada uno y examina a cada persona sobre la tierra.


Gracias a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa; adoraré en tu templo con la más profunda reverencia.


Después se abrió en el cielo el templo de Dios, y el arca de su pacto se podía ver dentro del templo. Salieron relámpagos, rugieron truenos y estruendos, y hubo un terremoto y una fuerte tormenta de granizo.


«Abba, Padre —clamó—, todo es posible para ti. Te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».


El miedo y el temblor me abruman, y no puedo dejar de temblar.


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