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Salmos 18:3 - Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Clamé al Señor, quien es digno de alabanza, y me salvó de mis enemigos.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Invoco al Señor que es digno de alabanzas, y me veo libre de mis enemigos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Invocaré a YHVH, quien es digno de toda alabanza, Y seré salvo de mis enemigos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 mi roca, mi torreón y mi refugio, mi Dios y el fortín a que me acojo, mi escudo, mi defensa y mi castillo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.

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Salmos 18:3
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Cuando me llamen, yo les responderé; estaré con ellos en medio de las dificultades. Los rescataré y los honraré.


Ahora seremos rescatados de nuestros enemigos y de todos los que nos odian.


¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza! Nadie puede medir su grandeza.


Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento; dile lo que hay en tu corazón, porque él es nuestro refugio. Interludio


Clamé al Señor, quien es digno de alabanza, y me salvó de mis enemigos.


¡Grande es el Señor! ¡Es el más digno de alabanza! A él hay que temer por sobre todos los dioses.


Pero clamaré a Dios, y el Señor me rescatará.


Luego llámame cuando tengas problemas, y yo te rescataré, y tú me darás la gloria».


Luego los jefes de los levitas —Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías— llamaron al pueblo: «¡Levántense y alaben al Señor su Dios, porque él vive desde la eternidad hasta la eternidad!». Entonces oraron: «¡Que tu glorioso nombre sea alabado! ¡Que sea exaltado por sobre toda bendición y alabanza!


«Tú eres digno, oh Señor nuestro Dios, de recibir gloria y honor y poder. Pues tú creaste todas las cosas, y existen porque tú las creaste según tu voluntad».


Pero todo el que invoque el nombre del Señor será salvo”.


Tú eres glorioso y superas en majestad a las montañas eternas.


¡Qué grande es el Señor, cuán digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, situada sobre su monte santo!


Clamé al Señor, y él me respondió desde su monte santo. Interludio


Rescátame de la trampa que me tendieron mis enemigos, porque solo en ti encuentro protección.


¡Cuántos enemigos contra un solo hombre! Todos tratan de matarme. Para ellos no soy más que una pared derribada o una valla inestable.


Sé tú mi roca de seguridad, donde siempre pueda esconderme. Da la orden de salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.


Declaro lo siguiente acerca del Señor: Solo él es mi refugio, mi lugar seguro; él es mi Dios y en él confío.


Alaben al Señor, mi roca. Él entrena mis manos para la guerra y da destreza a mis dedos para la batalla.


Señor, ¡tú eres mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en el día de aflicción! Las naciones del mundo entero vendrán a ti y te dirán: «Nuestros antepasados nos han dejado una herencia despreciable, porque rendían culto a ídolos inútiles.


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