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Salmos 16:7 - Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Bendeciré al Señor, quien me guía; aun de noche mi corazón me enseña.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Ante mí tengo siempre al Señor, porque está a mi derecha jamás vacilaré.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Bendeciré a YHVH que me aconseja, Aun en las noches me corrigen mis riñones.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Yo bendigo al Señor que me aconseja: pero aun mis entrañas me advierten en las noches.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseñan mis riñones.

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Salmos 16:7
20 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Me guías con tu consejo y me conduces a un destino glorioso.


El Señor Soberano me ha dado sus palabras de sabiduría, para que yo sepa consolar a los fatigados. Mañana tras mañana me despierta y me abre el entendimiento a su voluntad.


cuando mis noches estaban llenas de alegres canciones. Ahora busco en mi alma y considero la diferencia.


Pusiste a prueba mis pensamientos y examinaste mi corazón durante la noche; me has escudriñado y no encontraste ningún mal. Estoy decidido a no pecar con mis palabras.


Recostado, me quedo despierto pensando y meditando en ti durante la noche.


Pero cada día el Señor derrama su amor inagotable sobre mí, y todas las noches entono sus cánticos y oro a Dios, quien me da vida.


Esto dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel: «Yo soy el Señor tu Dios, que te enseña lo que te conviene y te guía por las sendas que debes seguir.


Te busco por la noche; en la mañana te busco de todo corazón. Pues solo cuando tú vengas a juzgar la tierra, la gente aprenderá lo correcto.


El sentido común y el éxito me pertenecen. La fuerza y la inteligencia son mías.


De noche reflexiono sobre quién eres, Señor; por lo tanto, obedezco tus enseñanzas.


Pero yo, el Señor, investigo todos los corazones y examino las intenciones secretas. A todos les doy la debida recompensa, según lo merecen sus acciones».


Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche.


Heriré de muerte a sus hijos. Entonces todas las iglesias sabrán que yo soy el que examina los pensamientos y las intenciones de cada persona. Y le daré a cada uno de ustedes lo que se merezca.


A medida que aprendo tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como debo hacerlo.


Me quedo despierto durante toda la noche, pensando en tu promesa.


Cuando estaba en graves dificultades, busqué al Señor. Toda la noche oré con las manos levantadas hacia el cielo, pero mi alma no encontró consuelo.


Cada día clamo a ti, mi Dios, pero no respondes; cada noche levanto mi voz, pero no encuentro alivio.


Tú los has plantado, y ellos echaron raíces y han prosperado. Tu nombre está en sus labios, aunque estás lejos de su corazón.


Entonces me di cuenta de que mi corazón se llenó de amargura, y yo estaba destrozado por dentro.


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