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Salmos 138:3 - Biblia Nueva Traducción Viviente

3 En cuanto oro, tú me respondes; me alientas al darme fuerza.

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Biblia Reina Valera 1960

3 El día que clamé, me respondiste; Me fortaleciste con vigor en mi alma.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El día en que clamé, me respondiste y aumentaste la fuerza en mi alma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 En el día en que invoqué, Tú me respondiste, Me hiciste osado con fortaleza en mi alma.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 El día en que te invoco, tú me atiendes y acrecientas las fuerzas de mi alma.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 En el día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con fortaleza en mi alma.

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Salmos 138:3
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

En su bondad, Dios los llamó a ustedes a que participen de su gloria eterna por medio de Cristo Jesús. Entonces, después de que hayan sufrido un poco de tiempo, él los restaurará, los sostendrá, los fortalecerá y los afirmará sobre un fundamento sólido.


Pero en mi angustia, clamé al Señor; sí, oré a mi Dios para pedirle ayuda. Él me oyó desde su santuario; mi clamor llegó a sus oídos.


Mediante mi poder haré fuerte a mi pueblo, y por mi autoridad irán a donde quieran. ¡Yo, el Señor, he hablado!».


Miren, Dios ha venido a salvarme. Confiaré en él y no tendré temor. El Señor Dios es mi fuerza y mi canción; él me ha dado la victoria».


Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.


Espera con paciencia al Señor. Sé valiente y esforzado; sí, espera al Señor con paciencia.


También pedimos que se fortalezcan con todo el glorioso poder de Dios para que tengan toda la constancia y la paciencia que necesitan. Mi deseo es que estén llenos de alegría


Una palabra final: sean fuertes en el Señor y en su gran poder.


No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.


El Señor le da fuerza a su pueblo; el Señor lo bendice con paz.


Pido en oración que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los fortalezca con poder en el ser interior por medio de su Espíritu.


Me aferro a ti; tu fuerte mano derecha me mantiene seguro.


El Señor es mi fortaleza y mi escudo; confío en él con todo mi corazón. Me da su ayuda y mi corazón se llena de alegría; prorrumpo en canciones de acción de gracias.


Les responderé antes que me llamen. Cuando aún estén hablando de lo que necesiten, ¡me adelantaré y responderé a sus oraciones!


David ahora se encontraba en gran peligro, porque todos sus hombres estaban muy resentidos por haber perdido a sus hijos e hijas, y comenzaron a hablar acerca de apedrearlo. Pero David encontró fuerzas en el Señor su Dios.


Pues el ángel del Señor es un guardián; rodea y defiende a todos los que le temen.


Así fue, cuando llamé, tú viniste; me dijiste: «No tengas miedo».


Entonces el que se parecía a un hombre volvió a tocarme y sentí que recuperaba mis fuerzas.


—No tengas miedo —dijo—, porque eres muy precioso para Dios. ¡Que tengas paz, ánimo y fuerza! Mientras me decía estas palabras, de pronto me sentí más fuerte y le dije: —Por favor, háblame, señor mío, porque me has fortalecido.


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