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Salmos 13:2 - Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¿Hasta cuándo tendré que luchar con angustia en mi alma, con tristeza en mi corazón día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo seguirá dominándome?

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កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 ¿Hasta cuándo sentiré angustia en mi alma y tristeza en mi corazón, día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo triunfará a costa mía?

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¿Hasta cuándo he de estar cavilando, Con tristeza en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo prevalecerá mi enemigo?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás por siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

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Salmos 13:2
44 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Mi dolor no tiene remedio; mi corazón está destrozado.


¿Por qué, entonces, continúa mi sufrimiento? ¿Por qué es incurable mi herida? Tu ayuda parece tan incierta como el arroyo estacional, como un manantial que se ha secado.


Sus opresores son ahora sus amos y sus enemigos prosperan, porque el Señor castigó a Jerusalén por sus muchos pecados. Sus hijos fueron capturados y llevados a tierras lejanas.


Viven toda su vida bajo una carga pesada: con enojo, frustración y desánimo.


El corazón contento alegra el rostro; el corazón quebrantado destruye el espíritu.


Si soy culpable, mala suerte para mí; aun si soy inocente, no puedo mantener mi cabeza en alto porque estoy lleno de vergüenza y sufrimiento.


Es cierto que estuvo enfermo e incluso a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, como también la tuvo de mí, para que yo no tuviera una tristeza tras otra.


Tengo el corazón lleno de amarga tristeza e infinito dolor


En cambio, se entristecen por lo que les he dicho.


Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo».


Se deshonró a sí misma con inmoralidad y no pensó en su futuro. Ahora yace en una zanja y no hay nadie que la saque. «Señor, mira mi sufrimiento —gime—. El enemigo ha triunfado».


La muerte me envolvió en sus cuerdas; los terrores de la tumba se apoderaron de mí. Lo único que veía era dificultad y dolor.


Mira cómo te insultan estos enemigos, Señor; una nación insensata ha deshonrado tu nombre.


¿Hasta cuándo, oh Dios, dejarás que tus enemigos te insulten? ¿Permitirás que deshonren tu nombre para siempre?


Se me destroza el corazón al recordar cómo solían ser las cosas: yo caminaba entre la multitud de adoradores, encabezaba una gran procesión hacia la casa de Dios, cantando de alegría y dando gracias en medio del sonido de una gran celebración.


Silencia sus labios mentirosos, esos labios orgullosos y arrogantes que acusan al justo.


Protégeme de los perversos que me atacan, del enemigo mortal que me rodea.


Harás justicia a los huérfanos y a los oprimidos, para que ya no los aterre un simple mortal.


El enemigo está acabado; quedó en ruinas eternas. Las ciudades que arrancaste de raíz ya pasaron al olvido.


A los niños y a los bebés les has enseñado a hablar de tu fuerza; así silencias a tus enemigos y a todos los que se te oponen.


Si no lo haces, me atacarán como leones, me despedazarán y no habrá quien que me rescate.


Ester contestó: —Este malvado Amán es nuestro adversario y nuestro enemigo. Amán se puso pálido de miedo delante del rey y de la reina.


me preguntó: —¿Por qué te ves tan triste? No me parece que estés enfermo; debes estar profundamente angustiado. Entonces quedé aterrado,


¿Quién otro dejaría ir a su enemigo cuando lo tiene en su poder? Que el Señor te recompense bien por la bondad que hoy me has demostrado.


le tuvo aún más miedo y quedó como enemigo de David por el resto de su vida.


¿Por qué no me arrestaron en el templo? Estuve allí todos los días, pero este es el momento de ustedes, el tiempo en que reina el poder de la oscuridad».


“Tú has dicho: ‘¡Estoy repleto de dificultades! ¿No he sufrido ya lo suficiente? ¡Y ahora el Señor ha añadido más! Estoy agotado de tanto gemir y no encuentro descanso’”.


Estoy al borde del colapso, haciendo frente a un dolor constante.


Vuelve, oh Señor, y rescátame; por tu amor inagotable, sálvame.


¿Por qué sigues olvidándonos? ¿Por qué nos has abandonado por tanto tiempo?


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