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Salmos 123:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Levanto mis ojos a ti, oh Dios, entronizado en el cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

1 A ti alcé mis ojos, A ti que habitas en los cielos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 A ti he elevado mis ojos, a ti que habitas en los cielos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Cántico gradual. A ti alzo mis ojos, A ti, que estás sentado en los cielos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Canto gradual. A ti alzo mis ojos, el que moras en los cielos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Cántico gradual A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en los cielos.

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Salmos 123:1
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Levanto la vista hacia las montañas; ¿viene de allí mi ayuda?


Busco tu ayuda, oh Señor Soberano. Tú eres mi refugio; no dejes que me maten.


Mis ojos están siempre puestos en el Señor, porque él me rescata de las trampas de mis enemigos.


Pero el que gobierna en el cielo se ríe; el Señor se burla de ellos.


»En cambio, el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba, sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”.


Pero el Señor está en su santo templo; el Señor aún gobierna desde el cielo. Observa de cerca a cada uno y examina a cada persona sobre la tierra.


Ora de la siguiente manera: Padre nuestro que estás en el cielo, que sea siempre santo tu nombre.


Señor, acuérdate de David y de todo lo que sufrió.


Llevé mis problemas al Señor; clamé a él, y respondió a mi oración.


El Alto y Majestuoso que vive en la eternidad, el Santo, dice: «Yo vivo en el lugar alto y santo con los de espíritu arrepentido y humilde. Restauro el espíritu destrozado del humilde y reavivo el valor de los que tienen un corazón arrepentido.


Desde lo profundo de mi desesperación, oh Señor, clamo por tu ayuda.


Cuando el Señor trajo a los desterrados de regreso a Jerusalén, ¡fue como un sueño!


Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sion; no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre.


Nuestro Dios está en los cielos y hace lo que le place.


Si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo. Si el Señor no protege la ciudad, protegerla con guardias no sirve para nada.


Esto dice el Señor: «El cielo es mi trono y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Podrían acaso construirme un templo tan bueno como ese? ¿Podrían construirme un lugar de descanso así?


Alaben al Señor, todos ustedes, siervos del Señor, que sirven de noche en la casa del Señor.


¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía!


Desde mi temprana juventud, mis enemigos me han perseguido. Que todo Israel repita:


¡Qué feliz es el que teme al Señor, todo el que sigue sus caminos!


¿Qué habría ocurrido si el Señor no hubiera estado de nuestro lado? Que todo Israel repita:


Señor, mi corazón no es orgulloso; mis ojos no son altivos. No me intereso en cuestiones demasiado grandes o impresionantes que no puedo asimilar.


Me alegré cuando me dijeron: «Vayamos a la casa del Señor».


Que atiendas las peticiones humildes y fervientes de mi parte y de tu pueblo Israel cuando oremos hacia este lugar. Sí, óyenos desde el cielo donde tú vives y, cuando nos escuches, perdona.


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