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Salmos 119:21 - Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Tú reprendes al arrogante; los que se alejan de tus mandatos son malditos.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Reprendiste a los soberbios, los malditos, Que se desvían de tus mandamientos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Tú amenazas a los arrogantes malditos, que desertan de tus mandamientos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Reprendiste a los soberbios: ¡Malditos los que se desvían de tus mandamientos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Tú lanzas maldición a los soberbios que abandonan tus leyes.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 Reprendiste a los soberbios malditos, que se desvían de tus mandamientos.

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Salmos 119:21
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Del mismo modo, ustedes los más jóvenes tienen que aceptar la autoridad de los ancianos; y todos vístanse con humildad en su trato los unos con los otros, porque «Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes».


Me esforcé tanto por encontrarte; no permitas que me aleje de tus mandatos.


Pero has rechazado a todos los que se apartan de tus decretos, quienes no hacen más que engañarse a sí mismos.


Les digo que fue este pecador —y no el fariseo— quien regresó a su casa justificado delante de Dios. Pues los que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan serán exaltados».


Pues aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados».


El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: «El día del juicio se acerca, ardiente como un horno. En aquel día el arrogante y el perverso serán quemados como paja. Serán consumidos, desde las raíces hasta las ramas.


Los malvados me han tendido sus trampas, pero no me apartaré de tus mandamientos.


»Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir!


»Pero si te niegas a escuchar al Señor tu Dios y no obedeces los mandatos y los decretos que te entrego hoy, caerán sobre ti las siguientes maldiciones y te abrumarán:


Y él da gracia con generosidad. Como dicen las Escrituras: «Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes».


Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero».


»Ahora, yo, Nabucodonosor, alabo, glorifico y doy honra al Rey del cielo. Todos sus actos son justos y verdaderos, y es capaz de humillar al soberbio».


—¡No escucharemos tus mensajes del Señor!


Por eso yo he avergonzado a tus sacerdotes; he decretado la destrucción total de Jacob y la vergüenza para Israel.


¿Quién permitió que robaran e hirieran a Israel? Fue el Señor, contra quien pecamos, porque los israelitas no quisieron andar por su camino, ni quisieron obedecer su ley.


Después de que el Señor haya utilizado al rey de Asiria para llevar a cabo sus propósitos en el monte Sion y en Jerusalén, se volverá contra el rey de Asiria y lo castigará, porque es soberbio y arrogante.


Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos.


Trae deshonra sobre los arrogantes que mintieron sobre mí; mientras tanto, me concentraré en tus mandamientos.


»Les advertías que regresaran a tu ley, pero ellos se volvieron orgullosos y obstinados, y desobedecieron tus mandatos. No siguieron tus ordenanzas que dan vida a quienes las obedecen. Tercamente te dieron la espalda y se negaron a escuchar.


»Sin embargo, nuestros antepasados fueron arrogantes y tercos, y no prestaron ninguna atención a tus mandatos.


Ahora sé que el Señor es más grande que todos los demás dioses, porque rescató a su pueblo de la opresión de los egipcios arrogantes».


Así que Moisés y Aarón fueron ante el faraón y le dijeron: «Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te negarás a someterte a mí? Deja ir a mi pueblo para que me adore.


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