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Salmos 119:161 - Biblia Nueva Traducción Viviente

161 Gente poderosa me acosa sin razón, pero mi corazón tiembla únicamente ante tu palabra.

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Biblia Reina Valera 1960

161 Príncipes me han perseguido sin causa, Pero mi corazón tuvo temor de tus palabras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

161 Si bien los príncipes me perseguían sin razón, mi corazón temía más a tus palabras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

161 v Príncipes me han perseguido sin causa, Pero mi corazón tiembla ante tus palabras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

161 Sin. Los grandes me persiguen sin razón, mas mi corazón teme tus dichos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

161 SIN. Príncipes me han perseguido sin causa; mas mi corazón está asombrado de tu palabra.

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Salmos 119:161
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Con mis manos hice tanto el cielo como la tierra; son míos, con todo lo que hay en ellos. ¡Yo, el Señor, he hablado! »Bendeciré a los que tienen un corazón humilde y arrepentido, a los que tiemblan ante mi palabra.


Muchos me persiguen y me molestan, sin embargo, no me he desviado de tus leyes.


¿Por qué me persigue? ¿Qué hice? ¿Qué delito cometí?


Con eso se cumple lo que está registrado en sus Escrituras: “Me odiaron sin motivo”.


Hasta los príncipes se sientan y hablan contra mí, pero yo meditaré en tus decretos.


No pequen al dejar que el enojo los controle; reflexionen durante la noche y quédense en silencio. Interludio


Eso sería mejor que enfrentarme al juicio de Dios. Si la majestad de Dios está en mi contra, ¿qué esperanza queda?


Nadie aquí tiene más autoridad que yo. Él no me ha negado nada, con excepción de usted, porque es su esposa. ¿Cómo podría yo cometer semejante maldad? Sería un gran pecado contra Dios.


Los gobernadores anteriores, por contraste, impusieron pesadas cargas al pueblo, al exigir una ración diaria de comida y vino, además de cuarenta piezas de plata. Hasta sus ayudantes se aprovechaban del pueblo. Sin embargo, como yo temía a Dios, no actué de esa manera.


‘Estabas apenado y te humillaste ante el Señor al oír lo que yo pronuncié contra esta ciudad y sus habitantes, que esta tierra sería maldita y quedaría desolada. Rasgaste tu ropa en señal de desesperación y lloraste delante de mí, arrepentido. Ciertamente te escuché, dice el Señor.


¡Ya tenemos suficientes de ellos aquí! ¿Por qué habría de permitir que alguien como él sea huésped en mi casa?


Al tercer día, José les dijo: —Yo soy un hombre temeroso de Dios. Si hacen lo que les digo, vivirán.


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