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Salmos 116:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Amo al Señor porque escucha mi voz y mi oración que pide misericordia.

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កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

1 Amo a Jehová, pues ha oído Mi voz y mis súplicas;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Amo al Señor porque escucha el clamor de mi plegaria;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Amo a YHVH, pues ha escuchado mi voz y mis súplicas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Amo al Señor, pues él escucha la voz de mi lamento,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas.

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Salmos 116:1
20 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Nos amamos unos a otros, porque él nos amó primero.


No lo han hecho antes. Pidan en mi nombre y recibirán y tendrán alegría en abundancia.


Además yo sé que es importante amarlo con todo mi corazón y todo mi entendimiento y todas mis fuerzas, y amar a mi prójimo como a mí mismo. Esto es más importante que presentar todas las ofrendas quemadas y sacrificios exigidos en la ley.


Pues el Señor oye el clamor de los necesitados; no desprecia a su pueblo encarcelado.


Con paciencia esperé que el Señor me ayudara, y él se fijó en mí y oyó mi clamor.


Ven y muéstrame tu misericordia, como lo haces con todos los que aman tu nombre.


Entonces Jacob les dijo a todos los de su casa: «Desháganse de todos sus ídolos paganos, purifíquense y pónganse ropas limpias.


Le preguntó por tercera vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: «¿Me quieres?». Le contestó: —Señor, tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero. Jesús dijo: —Entonces, alimenta a mis ovejas.


«Señor, ¿se acuerda de mí? —preguntó Ana—. Soy aquella misma mujer que estuvo aquí hace varios años orando al Señor.


El Señor oyó la petición de los israelitas y les dio la victoria sobre los cananeos. Así que los israelitas los destruyeron por completo junto con sus ciudades y desde entonces ese lugar se conoce como Horma.


El Señor le dijo: «He oído tu oración y lo que me pediste. He apartado este templo para que sea santo, este lugar que has construido, donde mi nombre será honrado para siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón.


¡Alaben al Señor! Pues él oyó que clamaba por misericordia.


Pero ¿qué podía decir? Pues él mismo envió esta enfermedad. Ahora caminaré con humildad durante el resto de mis años a causa de esta angustia que he sentido.


Me oíste cuando clamé: «¡Escucha mi ruego! ¡Oye mi grito de socorro!».


Me arrojaste a las profundidades del mar y me hundí en el corazón del océano. Las poderosas aguas me envolvieron; tus salvajes y tempestuosas olas me cubrieron.


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