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Salmos 10:4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Los malvados son demasiado orgullosos para buscar a Dios; parece que piensan que Dios está muerto.

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Biblia Reina Valera 1960

4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Enrisca la nariz y no se preocupa: '¡No hay Dios', dice; eso es todo lo que piensa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Por la altivez de su rostro el malvado no inquiere, ’Elohim no está en sus pensamientos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Nun. Con el rostro altanero, no le busca; 'Dios no existe', es cuanto se le antoja.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; Dios no está en ninguno de sus pensamientos.

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Salmos 10:4
30 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por pensar que era una tontería reconocer a Dios, él los abandonó a sus tontos razonamientos y dejó que hicieran cosas que jamás deberían hacerse.


Arrepiéntete de tu maldad y ora al Señor. Tal vez él perdone tus malos pensamientos,


El Señor vio la magnitud de la maldad humana en la tierra y que todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre y totalmente malo.


Es cierto, ellos conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias. En cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la mente les quedó en oscuridad y confusión.


Todo el día abrí mis brazos a un pueblo rebelde. Pero ellos siguen sus malos caminos y sus planes torcidos.


Solo los necios dicen en su corazón: «No hay Dios». Ellos son corruptos y sus acciones son malas; ¡no hay ni uno solo que haga lo bueno!


Pues dijeron a Dios: “¡Déjanos en paz! ¿Qué puede hacernos el Todopoderoso?”.


No te vuelvas orgulloso en esos días y entonces te olvides del Señor tu Dios, quien te rescató de la esclavitud en la tierra de Egipto.


—¿Ah sí? —replicó el faraón—. ¿Y quién es ese Señor? ¿Por qué tendría que escucharlo y dejar ir a Israel? Yo no conozco a ese tal Señor y no dejaré que Israel se vaya.


En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza,


Pues de adentro, del corazón de la persona, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, el robo, el asesinato,


Busquen al Señor los que son humildes y sigan sus mandamientos. Procuren hacer lo que es correcto y vivir con humildad. Quizá todavía el Señor los proteja y los libre de su ira en ese día de destrucción.


Oh Jerusalén, limpia tu corazón para que seas salvada. ¿Hasta cuándo guardarás tus malos pensamientos?


»¡Oh pueblo mío, presta atención a las palabras del Señor! ¿Acaso he sido como un desierto para Israel? ¿Acaso le he sido una tierra de tinieblas? Entonces díganme por qué mi pueblo declara: “¡Por fin nos hemos librado de Dios! ¡No lo necesitamos más!”.


Sus pies corren para hacer lo malo y se apresuran a matar. Solo piensan en pecar; siempre hay sufrimiento y destrucción en sus caminos.


El aspecto mismo de su rostro los delata. Exhiben su pecado como la gente de Sodoma y ni siquiera tratan de esconderlo. ¡Están condenados! Han traído destrucción sobre ellos mismos.


El orgullo humano será rebajado, y la arrogancia humana será humillada. Solo el Señor será exaltado en aquel día de juicio.


Contemplan a su alrededor con soberbia y miran a otros con desdén.


Pues si me hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el Señor?». Y si soy demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.


Los ojos arrogantes, el corazón orgulloso y las malas acciones son pecado.


los ojos arrogantes, la lengua mentirosa, las manos que matan al inocente,


No toleraré a los que calumnian a sus vecinos; no soportaré la presunción ni el orgullo.


A los malvados el pecado les susurra en lo profundo del corazón; no tienen temor de Dios en absoluto.


Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, Señor».


Rescatas al humilde, pero humillas al orgulloso.


«¿Y qué sabe Dios? —preguntan—. ¿Acaso el Altísimo sabe lo que está pasando?».


Cuando no se castiga enseguida un delito, la gente siente que no hay peligro en cometer maldades.


»Buscaré con linternas en los rincones más oscuros de Jerusalén para castigar a quienes descansen cómodos con sus pecados. Piensan que el Señor no les hará nada, ni bueno ni malo.


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